Tulipán | Hace un tiempo estoy saliendo con un flaco que se llama Juan la pasamos bien, la cosa va encaminada, nuestra relación creció en e...
Tulipán | Hace un tiempo estoy saliendo con un flaco que se llama Juan la pasamos bien, la cosa va encaminada, nuestra relación creció en el confinamiento de la f#cking #pandemia y parece que tenemos futuro. Hace unos sábados íbamos a un cumpleaños –de un amigo- en subte y cuando el tren se detiene en una estación sube un flaco que estaba muy bueno, que me mira y me di cuenta al toque que ese flaco era parte de mi pasado.
Me empezó a mirar cómplice cuando mi pareja no miraba –se dio cuenta que iba acompañado- y yo que soy frontal le dije a mi chico que el pibe había tenido una historia conmigo.
Me desarmó! Yo me preparaba para mediar y que no hubiera problemas. Y terminé en el medio.
El flaco se acercó, se llama Julián, me saludo, le presenté a mi pareja así con ese nombre, -mi pareja- y se saludaron, pegaron onda enseguida.
Nosotros íbamos con una torta, y unas gaseosas y el pibe anuncia que en dos estaciones se bajaba, que vivía por ahí, y si nos daba para tomar algo… Me miraba insistente y se reía. Mi pareja le dijo que por él lado de él no había problemas que decidiera yo.
Nos bajamos. Fuimos a su casa, un Dpto. típico de flaco estudiante, solo, desbolado, calzones arriba de la cama, so pretexto de que no esperaba a nadie. Pónganse cómodos, empezó revelando que yo había estado ahí, ya hace un tiempo, y mi pareja reía y decía: “todos tenemos un pasado”.
En un momento dirigiéndose a mi pareja le pregunta si tenía problema en que me besara, que se acordaba muy bien de cómo besaba y de cómo la chupaba. En realidad –agregó- me acuerdo de todo lo que hacías y de lo que te hacia. Para que negarlo mi pareja estaba a mil y el flaco lo sabia.
Luego con una caballerosidad inglesa, como respetando el rango, se dirigía a mi pareja para preguntarle, ¿lo cogemos?, ¿se la damos?, quiero hacerle fist (algo que yo recordaba que me había hecho, y muy bien), nos preguntó si hacíamos y si queríamos hacer, le empezó a enseñar como se preparaba, como dilatarme, le contaba todo como si fuera una tradición milenaria pasada de generación en generación y para que negarlo, yo en esa instancia ya era un volcán a punto de entrar en erupción. Todavía no entendía muy bien como habíamos llegado ahí pero me estaba entregando a sentir todo lo que me iban a hacer, mi pareja me besaba, me chupaba, me atendía bajo la atenta supervisión de Julián que le decía que lugares tenía que ir tocando.
A toda la atención que mi cuerpo recibía respondía dilatándose y dejando que sus manos penetraran por todos lados, al tiempo tenia ambas manos dentro de mi y Julián dijo: “Ese culo quiere una doble”, por lo que se pusieron en posición para penetrarme, mi pareja por debajo y el por atrás. La penetración lejos de todos mis temores, fue muy dulce, suave y sin dolor, salvo algunas puntadas que sentí cuando ambos ya dentro mío empezaron a moverse, pero tanto calor, abrazo, sudor, y contención me tuvieron bien como para poder recibirlos a ambos dentro. No quería que se salieran nunca más. Mi pareja estaba en el cielo y Julián gozaba como si fuera la última vez. En un momento casi como en secreto me preguntó porque había desaparecido, antes. Y que no tendría ningún problema en compartirme con Juan si este así lo quería.
Es algo que todavía no le pude contestar. Luego de semejante encame nos dio tanta hambre que le dimos a la torta, nos tomamos todas las gaseosas, una cerveza que tenia en su heladera Julián, no fuimos al cumpleaños, dormimos en su casa y al amanecer otra vez me cogieron por separado y luego juntos nuevamente. Sus pijas amigas en mi culo revelaban algo que se ve les está pasando a ellos, porque se unieron para compartirme.