Por Matias Savedra | Relatos de los lectores | Esto pasó el último verano, cuando estuve de visita en una quinta en el interior de la Pr...
Por Matias Savedra | Relatos de los lectores | Esto pasó el último verano, cuando estuve de visita en una quinta en el interior de la Provincia de Buenos Aires. Tengo 23 años, soy delgado y mido 1.80. Esta ciudad tiene una estación de tren rodeada de un parque bastante grande asà que, además de estar en la pileta de la quinta, salÃa andar en bicicleta y a la noche salÃa a correr por el parque. Algunas de esas noches me hice una paja entre los árboles, la verdad es que no habÃa nadie cerca y el resto de las personas haciendo ejercicio o corriendo lo hacÃan por la senda peatonal que estaba bordeando el parque.
Ya no podÃa más del morbo de saber que entre los árboles podÃan pasar cosas por lo que una de esas noches salà más tarde de lo habitual solo con el short sin ropa interior abajo y después de correr unas cuantas vueltas, ya estaba transpirado y caliente a esta altura, me metà entre los árboles. Al principio recorrà varias partes sin cruzarme a nadie, me empecé a tocar y pensé que iba a terminar todo en otra paja pero llegue hasta la entrada del andén. Me quedé un rato ahà parado, en lo que veo llegar un tren, deberÃa ser uno de los últimos ya que habÃa muy pocas personas esperando en el andén. Bajaron varias personas, seguramente volvÃan de su trabajo porque se dirigÃan directo a las paradas de colectivos en la entrada del parque. Me quedo mirando a ver si en ese grupo de gente habÃa alguien y empiezo a caminar en la misma dirección. En eso un hombre de unos 40 y pico, con uniforme de obrero se me queda mirando, yo me detengo y simulo estirar las piernas en un banco cercado. El hombre cambia el rumbo de su caminata y vuelve a pasar cerca mÃo, me mira y dobla en la dirección opuesta a toda la gente, hacia el lado de los árboles.
Yo miro para todos lados, y al no notar a nadie cerca, lo sigo. Al entrar entre los árboles lo pierdo un poco de vista en la oscuridad pero lo vuelvo a encontrar parado junto a unas plantas que lo ocultaban de cualquiera que pudiera estar caminando cerca. Me acerco con cuidado a donde estaba y me saluda, intercambiamos algunas palabras y efectivamente venÃa de trabajar. No vivÃa cerca de ahà sino que hacia trasbordo con un colectivo que lo acercaba a su casa. Mientras hablamos me empieza a acariciar el culo y se sorprende al meter la mano y no encontrar ropa interior. Yo busco su bulto y lo acaricio por arriba del pantalón de trabajo, el tipo me agarra la nuca y me come la boca, es un hombre ancho aunque media cabeza más bajo que yo, la barba de unos dÃas me raspa la cara pero su lengua se siente bien tibia en mi boca. Mientras él sigue metiendo mano en mi cola haciéndome abrir más las piernas. Después de un rato asÃ, busco desabrochar su cinturón y bajarle el cierre. Su pija no es larga pero si ancha y tiene una lÃnea de pelos que baja desde el abdomen, la tiene durÃsima. Me besa el cuello mientras lo pajeo y él me mete un dedo. Me arrodillo y abro bien la boca, me cuesta un poco por lo ancha pero logro llegar hasta el fondo y hundir mi nariz entre sus pelos. El hombre suspira y con esa voz gruesa que tiene me calienta más, se la chupo con velocidad y con ganas, pasándole la lengua por la enorme cabeza de su pija. El hombre me acaricia la cabeza y me tomó de la nuca para empezar a cogerme la boca, yo me atraganto un par de veces pero nunca me la sacó de la boca hasta que él la saca y se pajea, en dos gemidos acaba sobre el pasto. Yo me paro y el tipo me vuelve a besar, después se abrocha el pantalón, nos saludos y se va hacia la parada de colectivos.
Yo sigo caliente por no acabar asi que vuelvo a la senda peatonal y simulo trotar tratando de hacer contacto visual con alguien pero ya quedan pocas personas. Hasta que me cruzo con un hombre sentado, aprox 35 años, que me mira al pasar. Avanzo unos metros y doy media vuelta para volver a pasar trotando frente a él, al darme vuelta lo veo mirándome. Por lo que me detengo y simulo estirar a unos metros de él. Me saluda y comenzamos a charlar, me dice que está esperando a alguien pero si yo tengo ganas podemos hacer algo, le digo que sà y me pide que lo siga mientras se mete entre los árboles. Lo sigo hasta llegar a un grupo de árboles muy juntitos entre sÃ, casi al borde de las vÃas. Ni bien llegamos, me apoya contra uno de los árboles y nos besamos, besa muy bien. Me acaricia todo el cuerpo y me mete mano mientras me dice que linda cola que tengo y lo que caliente que esta. Yo me dejo llevar por la calentura y me apretó contra su cuerpo y puedo sentir como nuestras pijas se van poniendo duras.
En eso escucho un ruido de ramas y me paro en seco, alguien más se está acercando. Me asusto pero el hombre que está conmigo sigue como si nada y me aclara que esa es la persona que estaba esperando. El nuevo integrante nos saluda y se alegra no haberse quedado esperando en la entrada del parque. Se acerca y me empieza a tocar también, primero me tenso porque me siento incómodo pero la calentura puede más y me dejo llevar. Asà que quedo en el medio de estos dos, mientras el que está atrás me apoya todo su bulto en la cola, me besa el cuello y mete sus manos por mi remera para acariciarme el pecho, el otro, se arrodilla y me baja los pantalones hasta los tobillos. Mi pija sale disparada y el que está arrodillado me la empieza a chupar. Se me escapa un gemido que el que esta atrás se apura a callar un beso, nuestras lenguas juegan con rapidez y calentura. Me pregunta como llegue hasta ahÃ, le digo que estaba corriendo y me dice 'asà que tenemos un culito maratonista' mientras me mete dos dedos en mi boca para que los llene de saliva y empezar a metérmelos en el culo. Lo hace suavemente mientras el otro me sigue chupando la pija hasta que se para y me saca la remera para dejarla colgada en una rama y comienza a lamerme los pezones, yo me apoyo en él para dejarle la cola lista al que está atrás, que se agacha, abre mis nalgas con sus manos y empieza a meter lengua. Yo estoy que no doy más de calentura, el que me come la cola ya saco su pija y se está pajeando, el otro le pasa un preservativo y, después de ponérselo, me apoyan contra el árbol y me la empieza a meter. De lo caliente que estaba entra fácil y me levanta una pierna para empezar el vaivén. Mientras me coje se besa con el otro y yo me sostengo al árbol aguantando los gemidos por la rica pija que estoy recibiendo bien adentro. Después de un buen rato asÃ, el chabón la saca y se saca el forro, nos ponemos los tres juntos, yo otra vez al medio y nos pajeamos mientras me acarician la cola y me besan el cuello. Acabamos los tres sobre el pasto, nos sacudimos la leche que nos queda en la mano. Yo busco mi remera, me subo los pantalones, los saludo y me voy. A unos metros encuentro otro grupito de chabones entre los árboles, no sé si vieron algo de lo que paso pero claramente están esperando lo mismo.
Doy por terminado mi entrenamiento de esa noche y vuelvo satisfecho para pegarme una ducha y descansar.