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Ahora sabrás lo que es ser bien puto. El marginal (capítulo 3)

Clark | El marginal despertó al mediodía de su desmayo.  Despertó bien cogido y recuperado.    La poronga dura, los huevos cargados, los ...

Clark | El marginal despertó al mediodía de su desmayo. Despertó bien cogido y recuperado.  
La poronga dura, los huevos cargados, los ojos hinchados y una baranda a macho que lo impregnaba todo.
Que durmiera como un oso me dio tiempo a comprarle un pasaje por Internet y un celular con una de sus tarjetas robadas. Debía seguir ocultándose y yo ya había hecho mi negocio.
Cuando vio mi verga a media asta se arrodilló a chupármela pidiendo su bolsa.
Nuestro último día de reviente comenzaba.

El morocho estaba en su gloria de puto.

Podía pagar un macho experto que lo atendía bien, se lo cogía y lo cuidaba.

Tenía merca, guita y podía darse otro gusto, entonces inclinado sobre mi mesa, con la trompa hundida en cocaína y apuntándome con el orto lleno de mi pija desorbitada, pidió enviciado que le consiguiera un macho más.
Llamé a un venezolano al que yo le tenia ganas (la mayoría está muy bueno y llega a la Argentina para ejercer el antiguo oficio).

Entonces mandé a bañar al marginal.

El olor a huevos, a chota y a chivo ya no se soportaba, además de tener que cambiarme el forro dos por tres porque ese ojete volvía a embarrar.

Le metí yo la punta del duchador en el culo. Se lo hice sostener con la mano y abrí la canilla. Me fui del baño. 

No soporté tanta erupción de mierda.

El venezolano era un fresco lirio oscuro, una flor salvaje de joven macho.

Pegamos onda de entrada y ya nos comimos la boca en el ascensor.
El marginal salió del baño más manija y en vez de darle bola al pibe se fue a la bolsa de merca como un oso hormiguero hambriento.

Profesional los llevé a los dos al cuarto.

El pibe ya en pelotas, levemente moreno, bello, con ojos de gato, culo y piernas de bailarín, de verga larga coronada por cabeza de tulipán de carne y un huevo mas colgante que el otro, empezó a masajearme de parado poniéndome de una en llamas.

El preso estaba duro y con la pija muerta, entonces pidió que cogiéramos nosotros mientras él miraba.

Coger con otro escort es lo más. Siempre hay coincidencia.

Después de un largo chape nos chupamos los culos, los huevos y las pijas.

Luego quiso complacerme y me hizo volar.
Se metía mis dos pelotas en la boca sin hacerme doler, lo cual no es fácil porque soy muy huevón, y me pajeaba ensalivándome bien la verga mientras suave con la otra mano me puerteaba el orto con un dedo también ensalivado. 

Paraba y me comía la jeta, después el culo y cuando me estuvo por coger lo puse al borde de la cama y se la entré yo, despacio y a fondo.

Lo percuté de frente sin esfuerzo porque ponía las piernas ágil, como una mina flexionando las rodillas en posición ginecológica sin apoyar las gambas en mis hombros, con la flor del orto ofrecida, apenas rodeada de pelos castaños lacios.

Después me cogió él de pié sobre la alfombra mientras yo intentaba dársela de mamar al preso que no sacaba la nariz de la merca, y me hizo saltar un lechazo que el marginal lamió de la pared como un perro.

El preso se rescató y mamó mi verga todavía latiendo.Tomaba un pase de merca y seguía lamiendo en cuatro el zócalo hasta donde chorreaba mi guasca. Entonces el venezolano hecho un fuego se puso a cogerlo ahí, como estaba, en el piso y a todo galope.
Puse orden y subimos a la cama.
El marginal tenía el culo suficientemente abierto para la doble penetración.

Ahora sabría lo que es ser bien puto.

Continuará…
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