Federico Edwards | El lunes me pegué una escapada del laburo y me mandé al Lavalle VIP. Jamás me hubiese imaginado que el pibe que se ...
Federico Edwards | El lunes me pegué una escapada del laburo y me
mandé al Lavalle VIP. Jamás me hubiese imaginado que el pibe que se metió en mi
box me darÃa una de las experiencias más morbosas de mi vida.
Como siempre, pedà una máquina de las de atrás
-esa es la zona donde uno sabe que te pueden tirar la goma sin problema. Caminé
despacio hasta mi box, acechado por la calentura del momento y maravillado por
los paquetes que veÃa a mi alcance. Me topé con varios personajes, uno más
caliente que el otro: uno era el tÃpico que tenÃa la puerta de su box
entreabierta, manipulando una pija hinchada frente a un monitor con porno gay,
otro era un flaquito, medio petisón, pinta de tÃmido, me clavó fijo la mirada y
me tanteó el bulto cuando pasé a su lado. No era tan tÃmido como pensaba.
Llegué a mi máquina y el pantalón ya me
apretaba, tengo una pija gruesa que delata fácilmente la erección, más todavÃa
con los pantalones de vestir que uso para el laburo. Me la acomodo un poco
dentro del slip, y me seco con la punta de los dedos el chorrito de presemen
que ya se habÃa empezado a correr y a humedecer la tela. "La concha de la
lora", pensé. Hice lo tÃpico, me saqué el cinto, me tiré en la silla y me
empecé a manosear con algo de porno hetero.
Al toque entró un flaco, al
principio me re asusté: era bastante alto, con el pelo lacio que le llegaba
hasta por debajo de las tetillas, usaba gorra, pantalón pampero de trabajo y
campera deportiva. Le faltaban las gafas negras y podrÃa jurar que era el
cantante de mala fama, no sabÃa si calentarme o tirarme un paso, pero la
cuestión es que el chabón desenfundó sin mucho preámbulos una pija tan grande y
dura frente a mis ojos que no me dio tiempo a seguir hipotetizando.
Con algo de
fuerza, me presionó la chota contra los labios, que yo me resistÃa a abrir,
realmente no sabÃa cómo me iba a tragar eso. Ansioso, me la refregó por los
labios, los cachetes y la frente sin mediar palabra, mientras me pajeaba la
verga y relojeaba el video milf que estaba en la compu. De vez en cuando, me
miraba a los ojos y se mordÃa los labios. Frente a mi indecisión de chuparle la
pija (qué rico olor tenÃa, hay pijas que con sólo olerlas ya se te abre el culo
de forma automática), se rindió de rodillas frente a mà y se tragó mi pija de
una, a lo que yo me torcà por la sorpresa y la velocidad con la que me estaba
manipulando. Mientras la mamaba, sofocaba gemidos de placer y satisfacción,
cuyo volumen aumentaba cada vez que mi glande pechaba su laringe, se ve que no
morfaba verga hacÃa varios dÃas.
Mientras estaba en esa posición, se las
ingenió para sacarse el pantalón y las zapatillas, quedando su culo depiladito
al aire. Con una fuerza descomunal me agarró de la silla y me trajo para sÃ,
cómo me la chupaba, parecÃa desesperado, yo le corrÃa el pelo que se le pegaba
en la cara y en mis huevos para no interrumpir su entusiasmo salvaje, y de vez
en cuando lo agarraba del cuello para ensartarle con más fuerza la poronga
dentro de la jeta.
En un momento se dio vuelta, querÃa que lo
garche, y la verdad que yo paso de esas situaciones en lugares tan expuestos
(no falta el pajero que te filma, a pesar de que uno después se haga la paja
con esos vÃdeos) asà que le dije que no. Sin decir otra palabra, se sacó del bolsillo
del buzo un lubricante que me puso en la mano, se sacó el buzo y la gorra,
quedando completamente desnudo y se trepó al escritorio de la PC, quedando en
cuatro y con el culo abierto de par en par hacia mÃ. Inmediatamente, me pongo
el gel en el dedo y entro de una, el puto apenas se movió; voy con dos dedos y
emitió un quejido chiquito. Qué lindo agujero que tenÃa el puto, ni un pelito,
con dos huevos colgantes que pendulaban bajo su ano, tenÃa la pija dura a más
no poder. Le tendrÃa que haber sacado una foto.
Envalentonado por su aguante, me embarro los
dedos con mucho gel lubricante, y meto cuatro dedos de una, a lo que el puto
gimió con un llantito bien marica, lo cual me triplicó la calentura (me encanta
que los tipos giman como putitas) y empecé a ablandarle el culo con movimientos
circulares. El flaco estaba en las nubes, apretando con su anillo anal mis
nudillos embadurnados de gel, de vez en cuando le frotaba la pija en los pies
para demostrarle lo dura y caliente que me la ponÃa esta situación, mi pija
goteaba como una tuberÃa rota, por suerte tenÃa los borcegos negros porque me
derramé varias gotas encima de ellos por la calentura.
Al poco tiempo de tenerlo asÃ, pajeándolo y
dilatándolo, saqué la mano y me lubriqué la mano entera, cagaste flaco ahora
ese culo es mÃo y te voy a ensartar como manzana acaramelada, me aseguré de
tener todo bien aceitado y mandé la mano de una. IncreÃble como frunció el
culo, arqueó la espalda hacia arriba y abrió muy grandes los ojos, no se la
esperaba toda adentro, ese ano latÃa con mis nudillos completos dentro de su
ano. Ya con el puño adentro, me animé a moverlo de a poco, a lo que recibÃa
quejas y gemidos, pero ningún "pará", "basta" o "me
duele". Continué asÃ, febril de la calentura, refregando mi chota en sus pies,
tocándole la pija y vibrando mi puño cerrado dentro de su culo, cómo me comÃa
la mano, era impresionante la imagen de mi brazo siendo absorbido por su
cavidad anal. En un momento se ve que ya no dio más y se empezó a machucar la
chota, acabó chorros ENORMES de leche en el mouse y el teclado, no sé si habrán
servido después, lo cierto es que la cantidad de leche que ese pibe tenÃa
adentro era proporcional a la fuerza con la que me apretaba el brazo mientras
acababa, pensé que me quedaba sin mano. A los diez segundos, tampoco aguanté
más y me vine encima de sus pies, el piso y el escritorio, qué enchastrada
pegamos con el pibe, habÃa un olor a lubricante y leche insoportable, yo no sé
cómo no nos corrieron. Saco la mano y gracias a dios y todos los santos que
estaba limpia, se ve que el pibe fue preparado. Le saqué el número y quedé en
verlo otra vez, espero que esta próxima se banque dos manos en vez de una.