Por Martin Brightside | Hoy tuve un día de lo mas movido y montaña rusa de situaciones teteriles (o no tanto, pero que hubiese dado la vid...
Por Martin Brightside | Hoy tuve un día de lo mas movido y montaña rusa de situaciones teteriles (o no tanto, pero que hubiese dado la vida porque lo fueran!). Estos días estoy trabajando en otra dependencia de mi laburo más céntrica que requiere atención a otro target de gente. Y mi día empezó con un danés PRECIOSO, que hablaba español.
Obviamente rubiecito, no muy alto (de mi estatura, promedio), unos ojazos azules, barbita de días, cuerpo medio trabajadito (cosa que pude notar el par de veces que se levanto sin querer -¿pero parecía queriendo?- la parte baja de la remera... Y no se si eran las ganas que le tenia (yo y TODES en la oficina, hasta las pibas de limpieza vinieron a verlo, parecían las amigas de Betty la fea!) pero para mi el flaco me estuvo histeriqueando/coqueteando todo el rato que lo atendí. Los colmillos me eran casi inocultables, pero me contuve. En mi trabajo soy todo un profesional. Aun cuando me pregunto si podía recomendarle un gimnasio porque venia muerto del viaje y necesitaba unos buenos masajes... Lo ayude a conseguir un lugar para hospedarse, así que se donde se esta quedando. Y tiene mi teléfono para cualquier tema que le surja (de temas inherentes a mi trabajo, claro). Espero que le surja una buena tirada de goma!
Quede a full con este pibe, pero la vida sigue. Me metí en la “A” rumbo al Sarmiento. Reventada de gente. Conmigo sube un morochazo alto y trabado, con unos jeans ajustadísimos que le marcaban una muy buena, larga y gruesa chota acomodada a la derecha, que apenas cerro el tren sus puertas no dudo un segundo en apoyar de lleno contra mi mano. Ni yo dude en manoteársela a full! Lastima que se bajo apenas 2 estaciones después (y yo estaba ya llegando tardísimo a mi destino).
A la vuelta, había quedado que me encontraba con un flaco que hablamos por Twitter. Pero como venia súper atrasado ya desde el laburo, donde me tuve que quedar a hacer cosas de último momento, cuando le avise que estaba en camino, este flaco ya no podía. Resignado a que me perdí un re buen garche, sigo viaje. Me bajo en Once. Voy al baño (me tome como 4 cafés en mi estadía en provincia y no había tenido tiempo de descargar antes). En el mingitorio de al lado, un madurito muy fachero de barba entrecana, acogotando la gallina. TREMENDA PORONGA. Larga y ancha, y eso que no estaba del todo despierta! Como deben saber, en el baño de Once casi que ni siquiera da pispiar porque es un mundo de gente y porque los cuidadores están atentos a todo. Salí, mirándole fijamente la chota y relamiéndome. Entendió todo. Salio atrás mío. En el hall me pregunto si conocía un lugar para hacer algo. Yo siempre tuve un lugar por ahí cerca, que nunca lo había probado como "tetera" pero le veía MUCHO potencial (lo siento chicos, no lo voy a quemar). Así que, como esa verga me la quería comer si o si, decidí probarlo con el. Y funciono! El lugar y esa chota hermosa, que se puso al mango de su esplendor, y que se la mame bien a full sin que NADIE nos joda hasta que descargo completamente sus huevos con varios y abundantes chorros de leche. Me pidió el teléfono. El no me dio el suyo porque es casado. Espero que me llame porque quiero más de esa pija!
El Sarmiento lo enganche al último segundo. A centímetros mío (pero no pegado, aunque sin nadie en el medio) venia un albañil/obrero, con pantalón de grafa. Tenia sus cuarenti (quizá ciencuenti) tantos, pero bien conservado. No me despego la mirada desde que subió. Pero nunca se acercaba. Se relamía cada vez que me miraba. No entendía bien si era imaginación mía o estaba en onda, hasta que en una estación el vagón se lleno un poco más y quedo más pegado. Intente mandar mano por debajo de su morral, pero parecía que quería taparse (y por ende, que nada que ver). Pero no tardo mucho en mandarme mano el, A PLENO. Me agarro la chota como si fuera el caño para sostenerse. Y me la amasijo con ganas por varias estaciones. A veces demasiado evidentemente, que tenia que correrle la mano, a pesar de que había mucha gente y ambos estábamos tapados por nuestros morrales. Pero sus movimientos de mano eran muy obvios. Alta paja me pego! Yo también lo manotee una vez que ya confirme que estaba en la misma, pero nunca le paso de gomosa, y no parecía haber mucho para entretenerse tampoco. Me dejo tan al palo que cuando baje era imposible disimular lo marcada que me quedaba la chota en el pantalón. Menos mal que tenía el morral!
Pensaban que todo termino acá? No aun!
En el subte ya volviendo a casa, en el anden relojee a 2: a uno que se parecía MUCHO al que manotee cuando salí de laburar (no se si era el mismo) y a otro mas bien petiso, un poco osito, geton, que venia bulteando algo abundante bajo su ambo de medico. Al subir, el medico me quedo un poquito fuera de alcance, pero el alto me quedo a mano y lo roce un toque. En eso el medico creo que se dio cuenta (tenia su mirada relojeando el bulto de este flaco) y se alejo, asi que supuse que no le iba la onda. Pero esta vez era yo el que solo viajaba por 2 estaciones. Me baje mirandolo de reojo al alto, a ver si se bajaba conmigo. Pero no. Cuando iba camino a la puerta, roce sutilmente el bulto del medico. Este si se bajo. Bingo!
En la escalera nos pusimos a charlar. Le digo de venir a casa, que estaba a media cuadra. Acepta. En el ascensor ya lo voy bulteando. Entramos. Le mando mano ya mas tranqui, y de repente.... UY NO ME ESTAN ESPERANDO! Y SE ME HIZO RE TARDE, ME TENGO QUE IR!!! Y yo por dentro LA PUTA MADRE ENTONCES PARA QUE VINISTE??? Baje a abrirle y lo despache. Pero me quede con toda la calentura!!
No lo termine en paja porque tirar los ingenieros a mano (y mas solo) me parece un desperdicio. Asi que veremos que depara el destino mañana. O quien sabe, quiza antes de ir a la cama, hay final feliz.