Por Alan PNC | La primera línea de subterráneos (o “subte”, como le solemos decir la mayoría de los porteños) fue inaugurada hace ya má...
El viaje se pone más intenso: en hora pico la gente te aplasta, pero ¿cuál es la ventaja de esto? Que el bulto del chongo lindero la tenés más “a mano” (literalmente hablando). El que se deja se deja, el que no, se corre pero no dice nada. Y a veces somos más de uno, la mirada va, “relojean” y vuelven a su zona de confort, si entendiste el código entonces tu viaje al laburo o facultad se hace interesante.
¿Cuál es la estrategia? Bueno, es bastante sencilla. Ponete en el primer o último vagón, bien contra las puertas (dale, anímate, no pasa nada que te quede lejos la escalera eléctrica después). La mochila ayuda a tapar ante cualquier cabecita de termo que no le cope mucho la idea, el bolso del gimnasio también.
Qué importa si tenés tres chongos aplastándote, pasá el buen rato.
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