Por Clark | El pibe me consultó por whatsApp como casi todos. Después de leer mis opciones de precios y servicios, todas orientadas a term...
Por Clark | El pibe me consultó por whatsApp como casi todos.
Después de leer mis opciones de precios y servicios, todas orientadas a terminar cogiendo, me contestó:
“Me interesa el tema de la reflexología de pene. Soy Mormón y quisiera eyacular alguna vez”.
No solo se me paró la pija. Me salieron los colmillos.
Se copaba mejor con el contacto de mis pelotas y mi verga pegadas a su cuerpo.
Después de leer mis opciones de precios y servicios, todas orientadas a terminar cogiendo, me contestó:
“Me interesa el tema de la reflexología de pene. Soy Mormón y quisiera eyacular alguna vez”.
No solo se me paró la pija. Me salieron los colmillos.
A la hora que quería venir ya tenía reservado un turno. Le ofrecí una hora más tarde y me dijo:
-“Uy No. A esa hora ya
tengo que estar en casa sino mis viejos levantan sospechas”.
Mis ratones se chocaron entre sí y llamé al otro cliente
para cambiar.
Elmer (¿que otro nombre podría tener un pibe Mormón?) estuvo
puntual, y cuando entró a mi departamento (la calefacción a full en este Julio
de Buenos Aires, las luces bajas, los abundantes cortinados
y tapizados de seda negros, los efectos de luces láser en el techo simulando la
vía láctea girando, la música paganamente oriental, los aromas a incienso, una
porno de fuego en la pantalla y yo en pelotas) sin duda
sintió que entraba en la zona más tentadora del infierno.
Mientras yo en pija lo ayudaba a quitarse la ropa con la
verga a media asta sentí como temblaba mientras me contaba que su religión le
impedía hasta tocársela, que nunca se pajeó por ser pecado y que todas las mañanas
amanecía hecho un pegote.
Me dijo que el contacto con otro cuerpo desnudo debía ser con su esposa después de un prudente período de noviazgo donde ambas familias aprobaran la unión matrimonial, y que por lo tanto (cuando ya estaba en calzones) él era virgen de todos lados.
Me dijo que el contacto con otro cuerpo desnudo debía ser con su esposa después de un prudente período de noviazgo donde ambas familias aprobaran la unión matrimonial, y que por lo tanto (cuando ya estaba en calzones) él era virgen de todos lados.
Ahí la verga casi me estalla.
Le bajé el bóxer y le
pregunté -¿tampoco tocaste otra pija? Y le llevé la mano a la mía.
Se puso al palo y lo invité a que nos abrazáramos desnudos.
Suspiró tan profundo que pensé que se iría en seco.
No usaba colonia ni desodorante.Tenía olor a chivo del día, suave perfume a huevos y a pija.
Acaricié su poronga más que aceptable que latía (si
se deslecha se deslecha pensé...) y me dijo:
-Por favor…nunca hago asomar la cabeza sino es cuando me higienizo.
No entendí ese ruego. Si algo sé hacer es tratar con
suavidad o con firmeza, según la ocasión. Creo que su súplica era porque
empezaba a gozar como un cerdo y le era desconocido.
Le comí los labios, le mandé lengua y sentí que aun cuando
tenía 26 años, un cuerpo y un rostro de joven macho en todos los sentidos, estaba
iniciando a un niño. Entonces bajé y me puse toda su verga en la boca.
Creo que le hice tocar el cielo y recordé que para los
mormones el sexo oral es la mayor de las perversiones. Lo puse en la camilla boca abajo y le pasé la
lengua por el culo.
La respuesta de su piel y de sus músculos me indicaron que no
era aún el camino.
Lo llevé al tatami.
Abrazados entre suaves almohadones lo
puse de costado con nuestras piernas en doble tijera, huevos contra huevos, boca contra boca.
El pibe no hablaba. Se entregaba. Me hacía saber con su
cuerpo y sus suspiros, para sorpresa de él mismo, cual de todos mis juegos era el que más le causaba placer.Y digo para sorpresa de él mismo porque más allá de mi exploración, yo sentía que
él se estaba descubriendo.
La franela de chota contra chota lo volvía loquito entonces
regresé a su pija y confirmé que mi peteo para él, hasta el momento, era lo que más le cabía.
De todos modos me llené de gel la entrepierna, me di vuelta
y lo hice garcharme sin entregarle el culo.
Desde ya que no sabía ni serruchar, entonces fui quien se
movió para darle un placer que duró un instante porque se le bajó la pija.
Creo
que era la sorpresa por las sensaciones nuevas.
Demasiado desconocimiento y represión la suya. Otro me
hubiera buscado la flor del orto de una, aunque fuera por instinto.
El mío era el primer
cuerpo desnudo que sus manos conocían. Por lo tanto tampoco sabía si era gay.
Sin
embargo pecar con una mujer sin estar casado era atroz
para su religión, pero había elegido la mayor abominación para iniciarse.
O al menos, había elegido
un varón para que le enseñara a acabar en secreto. La pija se la tocaría yo y no él. No cogeríamos. Entonces en su lógica, no estaría practicando la inmunda homosexualidad. En ese sentido no era tan descabellado.
Sin embargo no esperaba que yo avanzara tanto pero todo lo que le hacía le gustaba demasiado.
Me subí de frente y chapando, otra vez le cogí la pija con la entrepierna.
Lo saboreó más.
Se copaba mejor con el contacto de mis pelotas y mi verga pegadas a su cuerpo.
Entonces decidí desde mi mambo que toda esa represión
histórica debía ser levantada para siempre porque mi morbo me decía que era mi misión, como si yo fuera un docente para educar a un niño en otras artes alejadas del sexo, y le hice una
propuesta:
-Hoy voy a hacerte acabar. Voy a cobrarte el arancel y no voy a forzarte más de la cuenta. Pero mañana, recordando,vas a estar más caliente que hoy y no vas a tener plata. Así que a partir de ahora vas a venir todos los días, o todas las veces que quieras y te voy a enseñar lo que es coger sin cobrarte.Pero vas a venir a última hora y tendrás que inventar algo en tu casa
Le encantó. Dijo que ahora no tenía pretextos porque estaba
en vacaciones de invierno. Pero en cuanto empezara la facultad sería otra cosa.
Y para sellar el pacto macabro, le dije lo malo que sería para su religión que se cogiera una chica para experimentar, y después la dejara.
Asintió poniéndose serio.
Lo coloqué boca arriba y volví con un buen pete para luego untarle generosamente la verga con aceite y hacerle una frenética paja.
En un momento me dijo:
-Pará pará!! Es como
si me diera ganas de ir al baño!! Otra vez su encantador desconocimiento de
sí mismo y su virginal forma de expresarse.
Me acordé de mis primeras pajas de pendejito y me dio un morbo de
ternura.
Le apoyé suave una mano en el pecho mientras con la otra lo pajeaba a full y el lechazo intermitente que largó no fue nada comparado con
el tsunami de su cuerpo, sus quejidos, sus suspiros, la torsión de su columna.
Observé un verdadero desvirgue, y pensé que además para aumentarle el goce le hubiera colocado un dedo en el culo, pero no era tiempo todavía.
Sin embargo fue un desvirgue
placentero y exitoso.
Para mi experiencia, un desvirgue políticamente correcto.
Para mi experiencia, un desvirgue políticamente correcto.
El primer orgasmo consciente de su vida.
Se quedó dormitando como un gatito que ronronea mientras yo le acariciaba con su leche la cabeza y el tronco de la pija todavía dura hasta que se relajó completamente y le preparé una ducha.
El dinero no lo es
todo para mí. Ya he dicho que soy un adicto al sexo y lo demás es un pretexto.
Mi adicción no tiene necesariamente
que ver con una urgencia propia de desagotar los huevos.
No siempre se come
por hambre.
Es muchas veces como degustar
un excelente vino sin necesidad de emborracharse.
Este caramelito bello
como pocos será mi juguete a estrenar y en él hay tierra fértil suficiente para mi pecadora siembra.