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Un Juez porongudo salido del Señor de los Anillos

Por Clark | Pequeño, 1,60 como mucho; ojos grises y saltones, los dientes afilados, cuatro pelos rubios locos y cuando se saca el traje, la...

Por Clark | Pequeño, 1,60 como mucho; ojos grises y saltones, los dientes afilados, cuatro pelos rubios locos y cuando se saca el traje, la camisa,  la corbata y se queda en bolas,  es Sméagol,  pero con una verga gruesa como una berenjena y de un largo de 25 cm.


Verga  que por su estatura,  le llega literalmente a las rodillas.
Y en principio, para mi mal, es activo.


Y lo peor, es que a Su Señoría de entrada le pinta el autoritario, quizás de tanto mandonear en los pasillos de su juzgado (a mal puerto fue por leña).

Hay un empleado judicial que me cojo. Dicen  por ahí que el señor Juez es un hijo de puta.

Lo dejo que pretenda ponerme de rodillas para adorar su tercera pierna.


Juego un rato su juego, me le pongo en cuatro porque sé que lo enloquece, y como si el anillo de mi orto fuera “El precioso” gime y lloriquea  chupándomelo. Algo que me calienta a full.

Entonces Sméagol no puede resistirse a mi verga dura, porque si bien no es monstruosa como la que calza, se pone como un misil,y tiene su importancia

Por lo tanto empiezo yo:

-Pero mirá que puto resultó ser el Dr.  Sméagol!! Mira como chupa la pija y le brotan lágrimas de los ojitos saltones cuando se la entierro en la garganta.

-Dale!! Chupá viejo  puto. (Sméagol tiene solo tres años más que yo, pero físicamente parece que tuviera 20 más)

-¿Así que porque tenés esa poronga te crees muy macho?

- Seguí así que ya te saco un par de fotos y empapelo tribunales

 Sméagol se pone paranoico y corta con su actitud de querer dominarme.

No resiste ni que se la apoye.

 Todo gira en torno de su descomunal poronga.

 Podría  chuparle el orto.

 Chupar orto  me encanta.

 Pero el de él me da impresión, porque, repito: Es  Sméagol.

Y si me inspirara algo su ojete, ya hubiera logrado al menos lengüeteárselo, solo para que le estalle la cabeza.


El Gollum no tiene culo,  solo es piel y hueso. Y ni quiero mirarle ese agujero sin carne alrededor.

Por lo tanto  Sméagol me quiere coger cueste lo que le cueste.

Por solo ser activo  no le queda otra, y para mi suerte, cada vez que me quiere puertear,  se le baja.


Me pone en catorce poses  distintas, pasa el tiempo, me ofrece más guita para quedarse más, porque se empeña infructuosamente en querer cogerme …y  Sméagol paga.


 Sméagol  paga y nunca me cogió. Y probablemente nunca me cogerá. 

Dice que el Viagra le produce hipertensión. Entonces no lo toma.

Pero además Sméagol  es un obsesivo compulsivo. Necesita ir a lavarse la pija cada diez minutos.


Trae su cepillo de dientes y dentífrico que usa después de comerme el culo como el mejor. Y eso lo hace cada vez, y en tres o cuatro horas de atención,  no hace mas que lamérmelo, venerármelo, chupármelo, aspirármelo,  ponerme una luz para observar mi orificio en detalle, meterme lengua y después querer meterme su tremendo pedazo de carne que en el intento cae desmayado. y otra vez al baño para higienizarse como si no se hubiera lavado la pija en días, pero  también lavarse los dientes como digo, para volver  a comenzar.

Luego se obsesiona un rato con mi pija, le hago gagging y como asustado corre otra vez al baño a hacerse gárgaras.

Trae su toalla de mano, y jamás aceptó ducharse en mi casa,  aún cuando transpira como si saliera de sus poros una catarata,  en el intento de querer meterme esa vergota.
Por último...siempre poniéndome en cuatro y chupándome el ojete, se clava una paja eterna con la cara transfigurada de Sméagol, gimiendo solo, hablando solo, (parece que le  rogara algo a mi culo) escena que en cuatro veo por los espejos casi cagándome de la risa.


Luego de acabar,  queda en estado catatónico tirado en la alfombra de mi cuarto,  y entonces aprovecho para darme una ducha rápida  para quitarme del cuerpo su sudor y del orto su copiosa  saliva.

En todos mis servicios ando con la pija dura. Es mi morbo el que me paguen por sexo, y  Sméagol cree que deseo tanto como él desea mi orto, comerme esa poronga , y cree que por eso la tengo siempre  dura.


Por lo tanto al otro día, me invade de whtasapps con frases de amor, con promesas delirantes de futuro (casado el señor Juez,  y con hijos muy lindos. Obviamente me muestra fotos y me cuenta su vida)

Y esta noche me invitó a cenar, pero debe ser la semana que viene, con sus protocolos y requisitos, de riguroso ambo negro y corbata nada estridente.

Algo que a Su Señoría le saldrá una moneda, igual que el viaje a París del que me viene hablando, cuando sea la feria judicial de invierno.

Sin embargo Sméagol  me causa cierta ternura. Está más solo que yo en su locura.
A mi criterio lo tiene todo y nada disfruta.

Creo que mi actitud contemplativa y condescendiente, es lo que lo enamora, y su entrega, a su modo, es lo que me permite sostenerlo entre mis mejores clientes y casi tenerlo como mascota.