Por Wency | Relatos de los lectores | Yo era heterosexual y no había tenido nunca relaciones con hombres. Ese día estaba dando vueltas co...
Por Wency | Relatos de los lectores | Yo era heterosexual y no había tenido nunca relaciones con hombres.
Ese día estaba dando vueltas con mi auto, cerca de las 11 de la noche por Marcelo T de Alvear, buscando alguna minita para levantármela y recogérmela bien garchada, como tantas veces ya había ocurrido. Sin encontrar nada, y ya bastante caliente y ansioso, tomé por Santa Fe a la altura de Coronel Díaz, viniendo hacia el centro muy despacio.
Paré en un quiosco para llevarme una lata de cerveza y cuando estaba allí, un tipo de unos 30 años, no muy alto y de buena presencia, me preguntó si lo acercaba un poco. Le dije que estaba de levante y que si encontraba algo lo tendría que dejar donde estuviese y aceptó. Creo que en algún momento pensé que podría hacerme una mamada y eso me decidió a decirle que si. No había hecho ni dos cuadras muy despacio, cuando siento su mano en mi pierna, lo miré, me reí y fue la nota para que él comenzase a buscar mi pene, ya erecto, sobre el pantalón. Doblé por una de las calles laterales y estacioné en un lugar con poca luz.
Mientras yo vigilaba la zona el me bajó el cierre, me desabrochó completamente el pantalón, sacó mi pija que estaba caliente y dura y comenzó a besarla... primero con extrema suavidad y luego a chupármela acompasadamente. Cuando sintió que me relajaba y aflojaba, metió su mano entre mis piernas, por debajo de mi cola que me pidió que levantara un poquito y sentí que sus dedos comenzaban a jugar con mi esfínter mientras me estaba pajeando con sus labios. Le dije que si seguía así le acabaría en su boca, lo que le pareció una buena idea. Con mi pija hinchada y explotando y sus dedos apenas entrando en mi ano, comencé una acabada interminable, que fue llenando su boca y hasta llegó a salir algo por la comisura de sus labios.
Luego, suavemente, con su lengua fue limpiando mi pene que ya comenzaba a perder su vigor. Con sus boca aún chorreando me dio un beso en la boca y los dos compartimos mi semen y jugamos con él durante unos minutos en besos de lengua prolongados. Yo sentí que mi pija, comenzaba a despertarse nuevamente y él lo notó. La besó y antes que volviese a tener otra erección la puso, ya casi con dificultad, dentro de mi calzoncillo, cerró mi pantalón y me pidió que arrancara y fuésemos a un lugar más tranquilo que él conocía. Así llegamos a la esquina de San Martín y Av.Córdoba. Estacioné y entramos a un hotel muy viejo, pidió una habitación, la pagó y subimos. Una vez allí, comenzó a desnudarse y me pidió que hiciese lo mismo.
Nos acostamos sobre una enorme cama y él comenzó a besarme las tetillas y entonces sentí entre mis piernas su pene erecto y cálido que se tocaba con el mío. Siempre él había dirigido la situación y tomaba la iniciativa que yo consentía feliz, ya había acabado una vez en sus labios y era conciente que él no lo había hecho aún, por lo que comencé a acariciarle su pija que no era demasiado grande pero tenía una cabeza que parecía hincharse cada vez más. Lentamente fui acercando mi boca y por primera vez comencé a besar una pija y luego a chuparla haciéndola entrar y salir de mi boca. Lo estaba pajeando con mis labios y ahora los papeles estaban invertidos. Él me fue poniendo en la posición 69 y ambos nos estuvimos chupando la pijas y los genitales durante largos minutos. Me gustaba, yo lo sentía y el me sentía. De repente comenzó a lamerme la cola, fue una sensación nueva y maravillosa, me lamía, me daba besos en ella y me metía y sacaba su lengua, en tanto yo fui sintiendo que mi esfínter comenzaba a dilatarse, receptivo y hospitalario, como pidiéndole más. Se detuvo, abrió un sachet de gel que sacó de la nada, lo esparció en parte dentro de mi ano y comenzó a meterme primero un dedo, luego dos y hasta creo que llegaron a ser tres los dedos que entraban y salían, a la vez que hacían fuerza hacia los costados dilatándome más...y más...
Tomé conciencia de lo que vendría y no me molestó. Supe que su intención era cogerme y yo estaba ya preparado y pidiendo con mi ano abierto, que lo hiciera. Entonces me puso boca abajo, colocó las dos almohadas bajo mis caderas y pude ver como ponía gel en su pene y en esa cabeza que ya me parecía enorme.
Luego puso más gel en mi ano, que estaba como servido frente a él y colocó su glande en la puerta de mi orificio. Me tomó de las caderas y empezó a empujar hacia adentro... y mis paredes se le abrían y recibían. Sentí como comenzaba a penetrarme muy lentamente mientras me decía, susurrándome en la nuca, que si me dolía se lo dijese, que lo haría mas despacio aún, pero que ya me había dilatado y que entraría sin dolor. Fui sintiendo como esa cabezota se abría camino, al principio con cierta dificultad, pero entraba cada vez un poquito más y en un momento entró completamente y tuve la sensación de que me había puesto un tapón. La sentí adentro y fue como si mi esfínter se hubiese cerrado detrás de ella. La sentí dentro mío y con la mano toqué su pene y comprobé que solo tenía dentro de mi ano, su glande, en tanto aún estaba afuera todo el cuerpo de esa pija cálida y penetrante. Comprobarlo me excitó más aún...Empezó a entrar y salir... entrar y salir...y cada vez yo sentía que la tenía un poco mas adentro. Ahora me estaba metiendo el cuerpo de su pija, me estaba penetrando cada vez más. Puso gel nuevamente y dijo junto a mi nuca- lo cual me erizo la piel- ya estamos listos...querés que te la meta toda...estás bién....?
No llegué a responderle porque ya creía que la tenía toda dentro mío, y entonces fue cuando sentí que su pelvis chocaba contra mis nalgas, con un ruido a piel aceitada y con la fuerza de querer penetrar más y más. Me estaba cogiendo totalmente, ahora sí tenía su pija entera dentro mío y yo sentía su calor, sus venas, su glande inflamado y caliente, que salía hasta la puerta del esfínter y volvía a entrar. Estuvo entrando y saliendo durante un largo rato, mientras sus manos que antes habían estado agarrando mis nalgas y luego mis caderas, se dirigieron a mis tetillas y envaselinadas aún, comenzaba a frotarlas.
Mi excitación no tuvo límites, me habían penetrado por primera vez, me estaban cogiendo...sí, me estaban cogiendo con fuerza y tenía dentro mío una pija entera que entraba y salía como quería. En un momento la sacó y me puso boca arriba en el borde de la cama y vio mi pene, casi a punto de estallar. Entonces me levantó las piernas, las puso sobre sus hombros, acercó nuevamente su glande a mi ano y empezó a metérmela otra vez. Esta vez entró fácilmente, sin mucho preámbulo y luego entraba y salía con suavidad mientras me miraba a los ojos y me preguntaba que sentía. Siento lo que nunca sentí...le dije y comenzó a besarme las tetillas y luego de un largo beso en la boca me anunció que estaba por acabarme adentro. Me preguntó si quería que me hiciese una paja para acabar juntos. Mmm sí...fue como un ruego.
Con su mano envaselinada, comenzó a pajearme con suavidad mientras aceleraba el ritmo y me cogía cada vez con mas fuerza y parecía que más profundamente porque su pelvis golpeaba mis nalgas ruidosamente . El entrar y salir de su pene en mi ano, también generaba -con lo envaselinada que estaba la zona- todos los sonidos imaginables. Entonces escucho sobre mis labios, sus palabras susurradas...Me anunciaba que se estaba por ir, que estaba por acabarme adentro, por regar mis partes más intimas, por llenarme de él. Entonces comencé a sentir dentro mío, en la profundidad de mis entrañas, su semen cálido, que empezaba a derramarse en estertores y mi esfínter lo acompañaba tratando de apretarlo y soltarlo...apretarlo y soltarlo...
En ese momento sublime, su mano envaselinada, pajeándome con suavidad, me hizo sentir que comenzaba yo a acabar con más fuerza aún que en el auto y mi semen tibio se derramaba sobre mi vientre y mi pecho. Los estertores de nuestras acabadas duraron lo que duran, aunque a mi me pareció una eternidad....Luego de ese momento maravilloso siguió la calma. Permanecimos inmóviles durante largos minutos, parecía que de tanto en tanto, algo más de semen seguía saliendo, hasta que sentí que su pene magnífico de hacía un rato empezaba a aflojarse dentro mío y a retirarse naturalmente, hasta que se salió por completo. Entonces con su lengua limpió mi ano y luego mi acabada y con todo en su boca me dio un beso en el que nuestro semen fusionado quedó chorreando de ambos labios. Permanecimos un rato uno sobre el otro, mientras me hablaba al oído diciéndome lo magnífico que había sido cogerme así...!!!
Me lo repetía...una y otra vez confirmándome que me había cogido, que me había penetrado y que me había acabado adentro. Nos levantamos, nos lavamos y nos vestimos para salir del hotel. Ambos nos sentíamos plenos y mi esfínter comenzaba a sentir lo ocurrido, mientras seguía perdiendo semen y yo lo sentía derramarse entre mis piernas. El solo pensar que estaba perdiendo semen de mis entrañas, porque me habían cogido...y muy bien cogido, me comenzaba a provocar una nueva erección y mi pene ya pedía que lo hicieran acabar nuevamente.
Era muy tarde y lo llevé hasta donde me pidió, nos despedimos y nunca más lo volví a encontrar, nunca más nadie volvió a penetrarme, sigo siendo heterosexual pero hoy creo que más bien podría definirme como bisexual. He tomado conciencia que he cogido con otro hombre y que ambos tuvimos una relación sexual plena y sublime que realmente me encantó. No creo que nada pueda superar la experiencia de dos machos, viriles y receptivos, dándose mutuamente placer y recibiéndolo con la mente abierta y en la más absoluta libertad. Todo lo relatado es exactamente lo ocurrido. Quizá he olvidado algún detalle menor, pero fue así, tal como lo he contado y permanece en mi recuerdo.
Ese día estaba dando vueltas con mi auto, cerca de las 11 de la noche por Marcelo T de Alvear, buscando alguna minita para levantármela y recogérmela bien garchada, como tantas veces ya había ocurrido. Sin encontrar nada, y ya bastante caliente y ansioso, tomé por Santa Fe a la altura de Coronel Díaz, viniendo hacia el centro muy despacio.
Paré en un quiosco para llevarme una lata de cerveza y cuando estaba allí, un tipo de unos 30 años, no muy alto y de buena presencia, me preguntó si lo acercaba un poco. Le dije que estaba de levante y que si encontraba algo lo tendría que dejar donde estuviese y aceptó. Creo que en algún momento pensé que podría hacerme una mamada y eso me decidió a decirle que si. No había hecho ni dos cuadras muy despacio, cuando siento su mano en mi pierna, lo miré, me reí y fue la nota para que él comenzase a buscar mi pene, ya erecto, sobre el pantalón. Doblé por una de las calles laterales y estacioné en un lugar con poca luz.
Mientras yo vigilaba la zona el me bajó el cierre, me desabrochó completamente el pantalón, sacó mi pija que estaba caliente y dura y comenzó a besarla... primero con extrema suavidad y luego a chupármela acompasadamente. Cuando sintió que me relajaba y aflojaba, metió su mano entre mis piernas, por debajo de mi cola que me pidió que levantara un poquito y sentí que sus dedos comenzaban a jugar con mi esfínter mientras me estaba pajeando con sus labios. Le dije que si seguía así le acabaría en su boca, lo que le pareció una buena idea. Con mi pija hinchada y explotando y sus dedos apenas entrando en mi ano, comencé una acabada interminable, que fue llenando su boca y hasta llegó a salir algo por la comisura de sus labios.
Luego, suavemente, con su lengua fue limpiando mi pene que ya comenzaba a perder su vigor. Con sus boca aún chorreando me dio un beso en la boca y los dos compartimos mi semen y jugamos con él durante unos minutos en besos de lengua prolongados. Yo sentí que mi pija, comenzaba a despertarse nuevamente y él lo notó. La besó y antes que volviese a tener otra erección la puso, ya casi con dificultad, dentro de mi calzoncillo, cerró mi pantalón y me pidió que arrancara y fuésemos a un lugar más tranquilo que él conocía. Así llegamos a la esquina de San Martín y Av.Córdoba. Estacioné y entramos a un hotel muy viejo, pidió una habitación, la pagó y subimos. Una vez allí, comenzó a desnudarse y me pidió que hiciese lo mismo.
Nos acostamos sobre una enorme cama y él comenzó a besarme las tetillas y entonces sentí entre mis piernas su pene erecto y cálido que se tocaba con el mío. Siempre él había dirigido la situación y tomaba la iniciativa que yo consentía feliz, ya había acabado una vez en sus labios y era conciente que él no lo había hecho aún, por lo que comencé a acariciarle su pija que no era demasiado grande pero tenía una cabeza que parecía hincharse cada vez más. Lentamente fui acercando mi boca y por primera vez comencé a besar una pija y luego a chuparla haciéndola entrar y salir de mi boca. Lo estaba pajeando con mis labios y ahora los papeles estaban invertidos. Él me fue poniendo en la posición 69 y ambos nos estuvimos chupando la pijas y los genitales durante largos minutos. Me gustaba, yo lo sentía y el me sentía. De repente comenzó a lamerme la cola, fue una sensación nueva y maravillosa, me lamía, me daba besos en ella y me metía y sacaba su lengua, en tanto yo fui sintiendo que mi esfínter comenzaba a dilatarse, receptivo y hospitalario, como pidiéndole más. Se detuvo, abrió un sachet de gel que sacó de la nada, lo esparció en parte dentro de mi ano y comenzó a meterme primero un dedo, luego dos y hasta creo que llegaron a ser tres los dedos que entraban y salían, a la vez que hacían fuerza hacia los costados dilatándome más...y más...
Tomé conciencia de lo que vendría y no me molestó. Supe que su intención era cogerme y yo estaba ya preparado y pidiendo con mi ano abierto, que lo hiciera. Entonces me puso boca abajo, colocó las dos almohadas bajo mis caderas y pude ver como ponía gel en su pene y en esa cabeza que ya me parecía enorme.
Luego puso más gel en mi ano, que estaba como servido frente a él y colocó su glande en la puerta de mi orificio. Me tomó de las caderas y empezó a empujar hacia adentro... y mis paredes se le abrían y recibían. Sentí como comenzaba a penetrarme muy lentamente mientras me decía, susurrándome en la nuca, que si me dolía se lo dijese, que lo haría mas despacio aún, pero que ya me había dilatado y que entraría sin dolor. Fui sintiendo como esa cabezota se abría camino, al principio con cierta dificultad, pero entraba cada vez un poquito más y en un momento entró completamente y tuve la sensación de que me había puesto un tapón. La sentí adentro y fue como si mi esfínter se hubiese cerrado detrás de ella. La sentí dentro mío y con la mano toqué su pene y comprobé que solo tenía dentro de mi ano, su glande, en tanto aún estaba afuera todo el cuerpo de esa pija cálida y penetrante. Comprobarlo me excitó más aún...Empezó a entrar y salir... entrar y salir...y cada vez yo sentía que la tenía un poco mas adentro. Ahora me estaba metiendo el cuerpo de su pija, me estaba penetrando cada vez más. Puso gel nuevamente y dijo junto a mi nuca- lo cual me erizo la piel- ya estamos listos...querés que te la meta toda...estás bién....?
No llegué a responderle porque ya creía que la tenía toda dentro mío, y entonces fue cuando sentí que su pelvis chocaba contra mis nalgas, con un ruido a piel aceitada y con la fuerza de querer penetrar más y más. Me estaba cogiendo totalmente, ahora sí tenía su pija entera dentro mío y yo sentía su calor, sus venas, su glande inflamado y caliente, que salía hasta la puerta del esfínter y volvía a entrar. Estuvo entrando y saliendo durante un largo rato, mientras sus manos que antes habían estado agarrando mis nalgas y luego mis caderas, se dirigieron a mis tetillas y envaselinadas aún, comenzaba a frotarlas.
Mi excitación no tuvo límites, me habían penetrado por primera vez, me estaban cogiendo...sí, me estaban cogiendo con fuerza y tenía dentro mío una pija entera que entraba y salía como quería. En un momento la sacó y me puso boca arriba en el borde de la cama y vio mi pene, casi a punto de estallar. Entonces me levantó las piernas, las puso sobre sus hombros, acercó nuevamente su glande a mi ano y empezó a metérmela otra vez. Esta vez entró fácilmente, sin mucho preámbulo y luego entraba y salía con suavidad mientras me miraba a los ojos y me preguntaba que sentía. Siento lo que nunca sentí...le dije y comenzó a besarme las tetillas y luego de un largo beso en la boca me anunció que estaba por acabarme adentro. Me preguntó si quería que me hiciese una paja para acabar juntos. Mmm sí...fue como un ruego.
Con su mano envaselinada, comenzó a pajearme con suavidad mientras aceleraba el ritmo y me cogía cada vez con mas fuerza y parecía que más profundamente porque su pelvis golpeaba mis nalgas ruidosamente . El entrar y salir de su pene en mi ano, también generaba -con lo envaselinada que estaba la zona- todos los sonidos imaginables. Entonces escucho sobre mis labios, sus palabras susurradas...Me anunciaba que se estaba por ir, que estaba por acabarme adentro, por regar mis partes más intimas, por llenarme de él. Entonces comencé a sentir dentro mío, en la profundidad de mis entrañas, su semen cálido, que empezaba a derramarse en estertores y mi esfínter lo acompañaba tratando de apretarlo y soltarlo...apretarlo y soltarlo...
En ese momento sublime, su mano envaselinada, pajeándome con suavidad, me hizo sentir que comenzaba yo a acabar con más fuerza aún que en el auto y mi semen tibio se derramaba sobre mi vientre y mi pecho. Los estertores de nuestras acabadas duraron lo que duran, aunque a mi me pareció una eternidad....Luego de ese momento maravilloso siguió la calma. Permanecimos inmóviles durante largos minutos, parecía que de tanto en tanto, algo más de semen seguía saliendo, hasta que sentí que su pene magnífico de hacía un rato empezaba a aflojarse dentro mío y a retirarse naturalmente, hasta que se salió por completo. Entonces con su lengua limpió mi ano y luego mi acabada y con todo en su boca me dio un beso en el que nuestro semen fusionado quedó chorreando de ambos labios. Permanecimos un rato uno sobre el otro, mientras me hablaba al oído diciéndome lo magnífico que había sido cogerme así...!!!
Me lo repetía...una y otra vez confirmándome que me había cogido, que me había penetrado y que me había acabado adentro. Nos levantamos, nos lavamos y nos vestimos para salir del hotel. Ambos nos sentíamos plenos y mi esfínter comenzaba a sentir lo ocurrido, mientras seguía perdiendo semen y yo lo sentía derramarse entre mis piernas. El solo pensar que estaba perdiendo semen de mis entrañas, porque me habían cogido...y muy bien cogido, me comenzaba a provocar una nueva erección y mi pene ya pedía que lo hicieran acabar nuevamente.
Era muy tarde y lo llevé hasta donde me pidió, nos despedimos y nunca más lo volví a encontrar, nunca más nadie volvió a penetrarme, sigo siendo heterosexual pero hoy creo que más bien podría definirme como bisexual. He tomado conciencia que he cogido con otro hombre y que ambos tuvimos una relación sexual plena y sublime que realmente me encantó. No creo que nada pueda superar la experiencia de dos machos, viriles y receptivos, dándose mutuamente placer y recibiéndolo con la mente abierta y en la más absoluta libertad. Todo lo relatado es exactamente lo ocurrido. Quizá he olvidado algún detalle menor, pero fue así, tal como lo he contado y permanece en mi recuerdo.