Por Clark | U na cena de Colegas de Posgrado un sábado por la noche es la excusa perfecta para ir a dormir temprano. Llegué a c...
Por Clark | Una cena de
Colegas de Posgrado un sábado por la
noche es la excusa perfecta para ir a dormir temprano.
Por Clark | Una cena de
Colegas de Posgrado un sábado por la
noche es la excusa perfecta para ir a dormir temprano.
Llegué a casa, me tome medio relajante y me desmayé, dispuesto a fugarme de la ciudad por la mañana.
A las 6 AM sonó el
whatsapp.
Pensaba dormir más.
Me levanté como siempre con la pija dura.
Esperando que se me bajara un poco para echarme el cloro matinal, tomé
un sorbo de café mientras miraba el teléfono:
Foto de perfil de
whtasapp de lindo flaco con esposa rubia y niñita Ãdem.
-Somos tres amigos que
estamos en un casamiento en el Savoy.
Tenemos ganas de algo distinto. ¿Te bancas tres machos?-
A continuación selfie mostrando tres vergas con fondo de baño lujoso con mingitorios
Sentado en el inodoro empujándome el ganso hacia abajo para poder mear, porque la
erección matutina se me hizo calentura, les pasé una cifra exorbitante por si eran
tres boludos con ganas de hinchar las
pelotas.
-
-No hay problema –Contestó,
-
-Te pagamos con tarjetas de crédito.
Llegaron en 15 minutos elegantÃsimos pero esperablemente
desalineados con dos botellas de
champagne y una de whisky ya abierta.
El hotel está a 40 metros de mi edificio.
Entre joda y joda el más desenvuelto me dio las tres tarjetas
de crédito. Se preocuparon por como saldrÃa en el resumen y mi respuesta los
dejó tranquilos.
Abrieron una de las botellas y el desenvuelto rompió el hielo pelando una interesante pija larga que chorreaba moco, elogiando la mÃa, comparando grosor y longitud con aparente deseo de saboreármela.
Otro con fuego en la mirada me caló el culo y se puso en pelotas agarrándose una chota curva cabezona y gorda cacheteándome la nalga en la que tengo un tatuaje.
El tercero petiso de hombros
anchos y pecho alto se quedó aparte, serio.
Cauteloso le quité el saco, y le desabroché la camisa. Un
colchón de pelos negros se liberó y le
chupé una teta musculosa.
El man hecho flama me abrió fuertemente los glúteos con ambas manos presentando mi agujero a sus compañeros mientras me comÃa la boca como un cerdo.
El otro me fregó la
verga mocosa por la pierna lamiéndome el cuello y esquivándome la jeta.
El peludo tranzaba como
los dioses mientras me pajeaba y acariciaba mis huevos sin desnudarse por
completo.
Sentà la verga mocosa del primero jugando con mi raya mientras el que me chupo el culo acercaba mi sillón.
Sentà la verga mocosa del primero jugando con mi raya mientras el que me chupo el culo acercaba mi sillón.
Supe que ya estaba perdido, que mi orto serÃa de ellos.
Me empujaron lentamente hasta sentarme para que les comiera las pijas.
Desabroché la bragueta del pecho peludo
El encierro del pantalón soltó tremenda poronga con olor exultante mezclado con buen perfume y unos huevos enormes peludos y transpirados.
El encierro del pantalón soltó tremenda poronga con olor exultante mezclado con buen perfume y unos huevos enormes peludos y transpirados.
Como pude los llevé a
mi habitación.
Sacos, camisas, corbatas,
pantalones, calzones, medias y zapatos
quedaron en el camino
Se rompió una copa.
La luz de la mañana entró y yo me vi en los espejos en cuatro y siendo bombeado alternativamente
por los dos que tenÃan alianzas de oro, y con el tercero sentado contra el respaldo de
mi cama agarrándome la cabeza y cogiéndome la boca con su tremenda poronga.
No aguantaba. Me gusta más hacer ojetes y estos no entregaban.
Se dieron cuenta y uno dijo a los otros: -Vieron, nos estamos cogiendo un macho, no una pasiva - y otro agregó que para hacerme bien puto me iban a dar todo el dÃa.
Solo pensé en lo mucho que se engrosarÃa mi cuenta cuando
impactaran los pagos con tarjeta.
A las 8 de la mañana mis cogedores se habÃan echado tres
polvos cada uno y los forros llenos de leche estaban por toda la alfombra.
Y el vergón… que me
hacÃa lagrimear y doler la mandÃbula, sin acabar todavÃa.
El olor a machos inundaba el cuarto.
Les pedà unos minutos. No aguantaba más.
Para mi suerte sus mujeres cagándolos a pedos empezaron a llamar.
Se vistieron y se fueron, pero me quedó el vergudo soltero por
terminar de atender.
Le dije que me esperara.
Me senté en el bidet tratando de hacerme a la idea de comerme aquella verga que era como el brazo de
un niño.
Cuando volvà al cuarto se estaba pajeando con una de mis
porno.
Nos besamos mal, nos
abrazamos y pintó franela.
Se puso en
posición buscando un 69.
Vino por mi pija. Se liberó sin la mirada de los otros. Yo fui por su orto peludÃsimo.
Al rato me lo estaba culeando fuerte.
Tenia un orto musculoso con cachas cubiertas de largos pelos.
Tenia un orto musculoso con cachas cubiertas de largos pelos.
No habÃa probado garcha pero confesó que se habÃa metido
cosas.
Cogimos hasta el anochecer con una lluvia torrencial
afuera.
Me invitó a cenar, salimos y volvimos a mi
departamento.
Se fue el lunes a las 9 de la mañana con la promesa, comiéndome la boca, de que volverÃa.
Por tres dÃas no trabajé. Ni de esto ni de mi profesión
blanqueada.