Relatos de los lectores | Devoto M. | Creo que desde chico me gustaron las pijas. TendrÃa 11 o 12 años la primera vez que me “picó el bic...
Relatos de los lectores | Devoto M. | Creo que desde chico me gustaron las pijas. TendrÃa 11 o 12 años la primera vez que me “picó el bichito” en un vestuario de fútbol que se cruzó un pibe de unos 15 años con la verga re peluda y ya empecé a sentir esa necesidad de tocarla. Sin embargo recién a los 16 o 17 una noche de verano pude amasársela a dos compañeros del colegio, todo con la excusa de que era un juego, después de eso no pasó nada más.
Soy un tipo normal, con un poco de pancita, gambras gruesas peludas, ojete redondo y re peludo. Algo de barba, prolija (por el laburo) y pelo cortito onda policÃa. Siempre tuve en claro que mi pija grande no era, tendrá 14cms y no es ancha.
Me casé, hoy con 33 años esposa y un hijo se me hacÃa más complicado aún poder tocar otra verga. Mis amigos todos hetero, futboleros, mujeriegos y el 80% de mi ser es igual a ellos, pero habrá un 20% que se muere por satisfacer a otro macho.
Hace un par de años empecé en los blogs buscando pajeros para verles las vergas, mientras más peludas, más a macho me daba, como las pijas de mis amigos, ninguna recortada y sin problema en eso.
Me volvÃa loco, mirando chotas, deseándolas. Pero todo terminaba ahÃ, en una paja por cam o charlas con otros tipos casados, milicos, camioneros, estudiantes, etc. Nunca se salÃa de ese lÃmite que nos ponemos los pajeros virtuales. Un dÃa me pongo a charlar con un pendejo, veintipocos tenÃa y le pido paja por cam y me dice que no, que en todo caso charlemos. Pegamos onda al toque, me empiezo a cagar de risa, no esperaba que fuese como hablar con cualquier otro amigo y con el condimento que el pendejo le gustaba que le agarren la verga. Al rato de charlar me pasa Skype y lo agrego. Veo que tenÃa su foto y el link de sus videos. No podÃa creer que ese “pibito degenerado” como me lo imaginaba tuviera semejante poronga. Negra, larga, ancha y peluda. TenÃa ganas de que me hiciera lo que quisiera y encima se me hacÃa el amiguito.
Charlamos meses, lo fui conociendo, bien degenerado y encima sin filtros. “Con otro tipo no tengo filtro, ni que fuera delicado como una mina” me dijo y ya me tuvo a sus pies. Yo era su amigo “comilón” como él me decÃa. Cada vez que veÃa esa morcilla enorme soñaba con degustarla, que me trate como la más puta come verga y él lo sabÃa.
Después de ya como tres años que chateabamos (el pibe no me apuraba porque sabÃa que lo mÃo era sólo virtual), tomé fuerzas y le dije “te quiero conocer”. Pensando que me iba a decir que no, si ya tenÃa banda de flacos diciéndole cuanto les gustaba ese chorizo negro todos los dÃas y en todos sus videos. Para mi sorpresa me respondió “dale, pasate a tomar unas birras” y arreglamos para el viernes siguiente que mi jermu se iba unos dÃas a ver a su hermana con el nene. Me pasó su dirección por Palermo y me fui desde casa, Devoto. Me pasó su celu y me dijo que le avisara cuando faltaba poco para bajar, asà me esperaba en la parada con un short blanco para reconocerlo. Me subÃa una adrenalina que todavÃa no puedo explicar. “en 2 paradas bajo” le mandé.
Bajo y lo veo llegar, un pendejo morocho alto 1.80 aprox, delgado, marcadito con un short blanco que se le marcaba TODO el choto que venÃa sacudiéndose al caminar, musculosa negra que se podÃa apreciar esas axilas peludas, gorrita para atrás y un pucho en mano. Facherito, buena jeta carnosa y barbita de unos dÃas. Mirada penetrante de esas que me re calientan. Era aún mejor en persona que por fotos.
Vamos caminando para su casa mientras a mi me transpiraba el culo no sólo por el calor sino por verlo caminar, la manera de hablar, como se agarraba la chota de a ratos hasta que llegamos. Pasamos al depto y va directo a la heladera a buscar la birra con unas papas y boludeces. Nos ponemos a charlar. El wacho sabÃa que estaba bueno y se cagaba de risa. Hablamos de todo, de minas, de futbol, de laburo, facultad etc. Hasta que en un momento se acaricia la verga y me tira un “Asà que desde pendejo te fascina la verga, no?” Vi ese trozo negro transparentarse y era mi fantasÃa volviéndose realidad. Se notaba que estaba gomoso, ancho, largo. Le pedà que la saque y me dijo “Si me mostrás el hoyo la morocha es toda tuya”. En menos de 5 segundos estaba abriéndome las nalgas y el hijo de puta apoya la nariz en el agujero peludo y me respira. Se me puso la “piel de gallina”.
Estuvo un buen rato jugando con mi culo. Lo olÃa, lo lamia, lo escupÃa, creo que nunca disfruté tanto de una chupada de culo, sólo me salÃa gemir y gemir. La verga como roca se me ponÃa, literal parecÃa que me cogÃa con la lengua. Nunca pensé que se podÃa disfrutar tanto de mi placer anal.
Después de un buen rato me siento en el sillón y veo su carpa en el short blanco, se notaba que venÃan más de 20 cms de pija negra para mÃ, y él se la agarraba ya con el short húmedo del precum. Me arrodillé y la saqué por el costado. Era el paraÃso. Negra, larga, ancha, muy venosa y con un delicioso olor a pija suave, no me aguanté. Por primera vez estaba comiendo una verga, aquella que le dediqué cientos de pajas mirando sus videos ahora era mÃa. “Para que te diviertas, comilón” me decÃa. Yo arrodillado, con el orto babeado lastrándome la verga peluda más rica que podÃa desear y el hijo de puta dándomela. El seguÃa tomando birra mientras le pasaba la lengua y succionaba. Quise usar una mano y me dijo “no putito, laburala con la jeta” y me acariciaba el hoyo con sus dedos escupidos. Estuvimos asà más de una hora, cada tanto me daba vuelta y me lamÃa el agujero del orto. Temblaba del placer.
Cuando pensé que iba a acabar me hizo apoyar contra la mesa y me puerteó. SentÃa el calor y lo mojada que estaba esa pija en mi culo, empecé a gemir diciéndole que no me la meta porque era virgen “no te la voy a poner, sólo quiero que te sientas lo más puto” y créanme, era tal cual me sentÃa.
Me arrodillé, se la comà y le pedà leche.“Pajeate” me decÃa y cuando veo que estaba por acabar empecé a darle con todo, sentÃa que mi pija también tiraba la leche y el macho me llenaba la cara con la suya. Fue un estado de completo éxtasis. Me tiro varios lechazos fuertes en la cara y me lo desparramo con la cabeza de ese chotón peludo. Si mi fantasÃa era excitante, la realidad era mil veces mejor. Era su putito y el pendejo sabÃa que era el macho lechero.
Fui al baño, me limpié. Tomamos unas birras más en bolas (él la seguÃa teniendo grande dormida y todo). Me acompañó a la parada de nuevo y me fui.
Esa fue la mejor noche que podÃa esperar en años y me gané un amigo pijón para satisfacerme.