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Como es un “castigo”, éste tipo de práctica sexual lleva consigo connotaciones de sumisión y humillación, pero como en todo juego de éstas características, siempre hay que tener en claro que todos los participantes del mismo, deben estar de acuerdo con la práctica, sobre todo quién asume el rol de sometido, quién disfrutará de la eyaculación de el resto de los practicantes. La industria porno occidental supo sacar provecho de la misma incluyendo algunas variantes. Día a día crecen los grupos de personas que realizan éste tipo de práctica sexual y los gays no estamos fuera del juego. El papel de sumiso a muchos les excita solo que encontrar espacios para “jugar” no siempre en sencillo. Suele ser mas común en saunas o cuartos oscuros.
Y no es para sorprenderse esta práctica, ya que uno de los sabores más resaltantes al hablar de sexo es el sabor del semen. Su consistencia y cantidad varía de un hombre a otro, a la vez que está estrechamente relacionada con el tamaño de la próstata y la frecuencia de las relaciones sexuales del individuo. Tiene un olor sui-generis relacionado con el hipoclorito típicos de productos blanqueantes o lavandina.
Mientras que su sabor está determinado por la alimentación dependiéndo en gran medida de los nutrientes de la dieta. Según los expertos, una alimentación rica en proteínas dará como resultado un sabor similar a la manteca. Una basada en lácteos dará un sabor ácido aunque agradable. La dieta que incluye allium -género donde se encuentran ajos, cebollas, puerros y cebolletas- produce un semen menos viscoso y de sabor neutro (por las propiedades desintoxicantes).
En resumén:
Amargo: consumo de tabaco, marihuana o alcohol.
Suave, casi sin sabor: verduras frescas y ensaladas verdes.
Dulce: arroz, patatas, hidratos, pasteles, helados y bebidas azucaradas.
Agrio: carnes rojas, espárragos, repollo, brócoli, espinacas y complejos vitaminados.
Pero, ¿qué es la preclancia? es un aumento de la presión arterial en la mujer embarazada que aparece a partir de las 20 semanas de embarazo, y puede causar un desprendimiento placentario o una muerte fetal, que desencadena en un aborto o en una cesárea. Por tanto la preclancia tiene una teoría cada vez menos discutida, donde se menciona que es un rechazo de la mujer a los tejidos del hombre, y al irlo ingeriendo antes de salir embarazada, se va sensibilizando a las celulas paternas.