[caption id="attachment_6309" align="alignright" width="300"] “Sabemos que los dos queremos lo mismo, agachat...
Cerca de mi casa queda el Parque Las Heras, donde la gente va para ejercitarse y recrearse al aire libre. También por sexo.
Una noche mi hermana me invito a cenar a su casa. Ella vive con su marido y su hijo de un año, esta casada hace 10. Él siempre me pareció muy atractivo pero nunca lo había mirado con otros ojos primero porque es mi cuñado y segundo porque sé que es heterosexual y por ende nunca íbamos a tener posibilidades de nada. Durante la comida, mi hermana le comentó a mi cuñado que yo salgo a correr durante la noche haciendo alusión a que él estaba últimamente muy sedentario y que le vendría bien hacer un poco de actividad física, inmediatamente mi cuñado reaccionó preguntándome si me podía acompañar, “es una excelente idea” dijo ella.
Pensé unos segundos en mi cabeza y accedí a regañadientes sabiendo lo difícil que iba a ser trotar con semejante macho al lado. Al día siguiente empezamos y tal como lo suponía no podía dejar de imaginarlo teniendo sexo estando agitado y todo sudado, su respiración me ponía los pelos de punta.
Empezamos a conocernos y para dificultad mía nos fuimos llevando cada vez mejor, nos reímos mucho juntos. Tenía que hacer fuerza para no mirarle el bulto que, no sabía si lo hacía a propósito o no, pero se lo acomodaba a cada rato. Terminábamos de trotar, él me acompañaba hasta mi casa que queda de paso a la suya y se iba. Al mes me pidió si podía ducharse en mi casa para llegar limpio a la suya. Todo se iba tornando más difícil y mi fantasía por él se potenciaba mas y mas.
Me mataba a pajas pensando en todas las veces que me daba apretones mano o me abrazaba completamente mojado. En uno de los regresos antes de entrarse a bañar me dijo: “tu hermana me dijo que haces muy buenos petes” me quedé petrificado, no sabía que responder y a eso le sumé una terrible erección quedando totalmente expuesto.
Para mi sorpresa vi a través de su pantalón que también estaba al palo, me miró fijo y sonrió.
“Sabemos que los dos queremos lo mismo, agachate y cometela, es toda tuya”
-”No podemos hacerle esto a mi hermana, por favor frenemos acá”
-”No tiene por qué enterarse, yo te doy lo que querés, vos me das lo que yo quiero, yo cumplo con el ejercicio que ella me pide…todos salimos ganando creo yo”.
Mientras me hablaba me manoseaba la pija por encima del pantalón.
Me agache y sentí uno de los placeres mas grandes del mundo, la pija de un verdadero macho adentro de mi boca.
Le hice la mejor mamada que recibió en su vida y quedó más que satisfecho.
Con el tiempo me transformé en su puta porque me usa y descarta las veces que quiere, la situación me hace sentir pésimo pero al mismo tiempo me excita muchísimo.