Sex in the city: una noche con el Sr. T A las 20 hs me encuentro con mi cita al que llamaré "Sr. T" en una lujosa confiterÃa de P...
Sex in the city: una noche con el Sr. T
A las 20 hs me encuentro con mi cita al que llamaré "Sr. T" en una lujosa confiterÃa de Palermo, es un hombre de como de 1.80 de altura, robusto, cabellos negros con algunos sutiles mechones de canas que lo hacen ver muy atractivo, mis ojos no dejan de observarlo, cada gesto, cada cálida sonrisa que lograba sacarle con algún halago hacia su persona me dejaba completamente hechizado al tener frente a mis ojos un hombre súper atractivo, educado, atento y con buen sentido del humor, 50 años , divorciado y un hijo.
Mientras esperamos que nos trajeran la cena, hablamos de miles cosas, (pelÃcula, salidas, relaciones anteriores), entre risas y anécdotas de ambos logramos generar un ambiente cálido y agradable, todo parece ser la noche ideal, una noche que jamás olvidaré por estar junto a un hombre seguro, divertido, atractivo y conversador; mientras yo le contaba sobre mi actividad y la carrera que estoy estudiando el me escucha muy atento con gran interés, en un momento veo que en su rostro se dibuja una sonrisa que lo hace ver muy atractivo y se lo hago saber " linda sonrisa tenes" a lo que me responde levantándose de la silla con un tierno beso en la mejilla sin importarle la gente que está alrededor.
Mientras cenamos acompañados del cálido ambiente, música suave, romántica, luz tenue que contrastaba con la luz que emitÃan las velas perfumadas que lograba completar la noche romántica ideal.
Terminamos de cenar y me invita a su Dpto. “a tomar algo” y “charlar más tranquilos” -me dijo.
En un segundo estábamos los dos completamente desnudos en su habitación en una cama tibia y perfumada en donde nuestros cuerpos, sudores y olores parecieron fusionarse en uno solo, cogimos toda la noche, practicamos diferentes posiciones, perrito, patita al hombro, misionero y el 69 con todas la pase genial, goce como nunca, gemà , grite de dolor y placer a la ves, por momentos sentÃa que mi ano se desgarraba con cada empuje que el Sr T me propinaba al meter su pija dentro de mi culo, lloraba, gozaba y gemÃa todo al mismo tiempo pero lo estaba disfrutando como si fuera la primera ves, tal era el disfrute que sentÃa al estar ensartado con ese macho que no querÃa que terminara, querÃa que fuera eterna, pero desde luego el hombre acabó, todo concluye al fin... y me llenó, por dentro quedé más blanca que la leche blanca, tanta era la pasión contenida en ese par de huevos que sentà su dureza masculina como un hierro candente que explotaba haciendo que un liquido caliente corriera por mis piernas, ambos quedamos tendidos sobre la cama, yo con mi cabeza sobre su pecho peludo y el envolviéndome con sus brazos nos quedamos dormidos juntitos, al otro dÃa me despertó, me di una ducha, se acercó a mi y me dió un lindo y cálido beso y por supuesto un tierno abrazo.
Salà a la calle, satisfecho de la noche que pase junto al Sr T. y una sonrisa dibujada en la cara.