Muy interesante viaje la mañana del lunes. Me subo al tren, el San Martin, que venia con suficiente gente para hacer de las mí...
Me subo al tren, el San Martin, que venia con suficiente gente para hacer de las mías. No me queda otra que ponerme de espaldas a un muchacho que estaba muy bien, arranca el tren y vieron que con el bamboleo, uno se mueve. Bueno, le tiro un poco el culo para que me apoye. Lo siento, pero se aparta. Lo vuelvo a buscar, me pareció que ameritaba ser un poco evidente.
Nunca se ofenden cuando son ellos los que apoyan. Ya la tercera o cuarta vez que lo busco me apoya un poco mas, se resiste menos. Con la gente que iba y venia me re apoye contra el y a él termino cabiendo. Después de un rato se bajo.
Llego a palermo y me bajo al subte, con ganas de saber que tanto pasa en el famoso primer vagón. Llego y estaba el subte a punto de irse, asi que me subí a un vagón del medio, el que estaba ahi, sin expectativas. Entro y quedo mirando la puerta. Frente a mi habia un pelado, cuarentón, lo fiche a ver que onda. Era casado, me la bajó. Nunca dejo de leer el diario, asi que dije bueno, fue.
Llegando el subte a la siguiente estación, mientras frenaba, veo en el anden a un flaco TREMENDO. Pero tremendo. Cruzamos una mirada de un segundo, el subte frena y él sube quedando enfrentado a mi. Alto, morocho de pelo ondulado, una boca preciosa, delgado. Hermoso. Sostenía su mochila con las dos manos frente a él, justo sobre mi bulto.
El subte arranca y siento que sus manos se mueven. Lo apoyo, le hago saber que esta todo bien. Sus manos se mueven un poco, pero no demasiado. No entendí hasta que parece que le agarro calor, tenia uno de esos sacos largos, y se lo desabrocho todo, quedando su bulto frente al mio. Mi emoción no se imaginan, tremendo flaco todo para mi. Le apoyo el bulto en el suyo, duro, se la sentía re bien sobre su pantaloncito de vestir. Ambos sentíamos la pija del otro sobre la suya. Había bocha de gente, se la agarre, se la re disfrute. El pelado de al lado seguía leyendo el diario, nosotros dale que dale, al lado suyo, nunca se dio cuenta.
Pasan estaciones, baja gente, quedan menos. Hay espacio para estar mas separados, quedaba muy obvio seguir pegados. Pero me puse estratégicamente para poder seguir sobándole la pija (que buena pija tenia!) lo que quedaba de viaje. Se le agarre, se la apreté, la recorrí suave con los dedos hasta la punta, se la acaricie, todo lo que pude hacer se lo hice. Le mande mano entre las gambas, por detrás de los huevos con el dedo, siento que inspira fuerte, le re cabio. Me lo imagine de pasivo, cogiéndomelo... el chabón nunca me miro, la verdad que un maestro, la debía tener muy clara. Yo soy igual, yo disimulo muy bien, pero en este caso me costo mucho no mirarlo. Estaba tan bueno que no lo podía creer; LEJOS, lo mas lindo que tuve el placer de toquetear en un transporte publico.
Volvió a subir gente y volvimos a quedar bulto contra bulto. Ambos nos bajamos en 9 de julio. Él pasó, aproveche para agarrarle un poco el orto y me baje tras el. El se fue para combinar con paso apurado para el lado del bajo, de repente paro y me miro riendo, haciendome una seña para que lo siga.
Lo saludé hablamos del subte y me dijo de acompañarlo a una iglesia que está en Viamonte y San Martin, yo estaba tan al palo que me costaba caminar y le dije que si!! Ni bien entrás al jardín de la parroquia le das derecho por el pasillo y a tu derecha, en el fondo, hay una puerta que da al baño. Ahí tenés una pared grande que tapa todo lo que quieras hacer. Nosotros casi nos desnudamos, no nos sacamos mas ropa por el frio pero podríamos haber estado en bolas, nos besamos, nos chupamos, nos cogimos, nos acabamos, hasta gemimos y ni un alma. Estuvo buenísimo y siempre atentos por si llegaba alguien. Pero nadie llegó. Descargado y con un hermoso dolorcito de pija, huevos y orto, salí a la calle con un humor excelente.
Flaco... gracias por hacerme empezar tan bien la semana... Ojala te cruce de nuevo.
Gonzalo