Para la mayoría de nosotros, la asociación entre la lujuria y los baños se remonta a nuestra juventud. El baño era el único lugar de l...
Para la mayoría de nosotros, la asociación entre la lujuria y los baños se remonta a nuestra juventud. El baño era el único lugar de la casa donde uno se podía encerrar justificadamente con el objetivo de practicar un poco de auto-exploración. Y los baños públicos eran los lugares fácilmente accesibles donde los extraños podían encontrarse y practicar un poco de exploración mutua.
Está claro entonces que el baño no solo remite a necesidades fisiológicas, sino también a otra clase de necesidades. A pesar de que los baños no cuentan con el confort de, digamos, un dormitorio, muchas veces han sido escenario de momentos calientes y húmedos. Una vez que esa puerta se cierra, cualquier cosa puede suceder.
Por ejemplo, la ducha es un gran lugar para frotar tu cuerpo vulnerablemente desnudo una y otra vez, enjabonando ciertos lugares al punto de la estimulación. Un sujeto muy limpio nos cuenta lo siguiente: "Realmente disfruto de juguetear con mi pareja en la ducha. Es genial practicarle sexo oral mientras el agua corre por nuestros cuerpos".
Los rituales de acicalamiento también pueden estar embebidos de erotismo. Nuestro higiénico amigo continúa relatándonos sus experiencias. "A veces entro al baño cuando mi pareja se está rasurando y solamente el mirarlo me excita. Quizás sea porque es algo muy masculino o porque me recuerda a mi padre, no lo sé; pero por la razón que sea, el aroma de la crema de rasurar es un afrodisíaco para mí".
Los vestuarios incorporan muchos elementos de lo que sería un baño, con el aditamento de que allí uno se puede encontrar con grupos de chicos apetitosos. "Hay algo especial en estar parado en una ducha vaporosa, rodeado de otros hombres desnudos. Eso es algo realmente estimulante", asegura un ferviente adepto a los gimnasios. "Esto es especialmente excitante luego de una ardua rutina de entrenamiento. Y también está la fila de mingitorios..."
Algo mucho más riesgoso es el sexo en los baños públicos. A pesar de ser reprobado por la sociedad en general y del peligro de ser arrestado, los encuentros entre hombres en los baños se vienen llevando a cabo desde tiempos inmemoriales. Creo que casi todo hombre, sea gay o hetero, siempre espía por sobre su hombro a ver qué es lo que tiene el de al lado. Y eso, en muchas ocasiones, ha llevado a la autoestimulación o incluso en algunos casos, al jugueteo mutuo.
Los códigos aquellos que frecuentan las llamadas "teteras" son considerablemente complejos. Desde golpeteos con los pies hasta intercambio de notas, son muchas las formas que tienen de dar a conocer sus intenciones. Y el famoso “glory hole”, una abertura del tamaño de un pene hecha en la pared que divide dos cubículos, logra que las posibilidades sexuales sean más accesibles y más claras. Esto es lo que nos cuenta un hombre gay de unos 60 años: "Lo confieso. En mi juventud he pasado horas en los baños públicos, sentado allí fumando esperando que un amigable extraño ingresara en la puerta de al lado. Es increíble que nunca me hayan arrestado...ni que no me haya enfermado de cáncer de pulmón".
El hecho es que, en general, los baños de hombres suelen ser visitados por aquellos que no han salido del closet y por aquellos que engañan a sus parejas. Es por esta razón que hay muchos entendidos que aseguran que esta práctica se remonta a un pasado pre-liberación. Un observador de las conductas de la comunidad gay desde hace años asegura lo siguiente: "El sexo en los baños es algo furtivo, algunas veces inconcluso, incluso peligroso y el lugar de encuentro no suele ser de lo más pulcro. Pero para muchos hombres, el peligro puede ser estimulante. Y a pesar de que es obvio que el sexo en los baños públicos suele poner incómodos a los que no participan de él, los que lo practican suelen ser discretos ya que no quieren ser atrapados".
Sin embargo, estos argumentos no seducen a algunos hombres. La verdad es que, a pesar de los placeres que puede generar, el sexo en los baños públicos es algo muy peligroso. Un joven opina al respecto: "Es asqueroso y humillante practicarle sexo oral a un hombre sin cara que ha logrado maniobrar su hombría a través de la pared de un baño. Y cuando alguien famoso es arrestado por estar realizando esta práctica, le está dando una mal nombre a nuestra comunidad".
Por suerte, la Madre Naturaleza con toda su sabiduría, ha forjado esa conexión anatómica entre la excreción y el sexo. El baño nos recuerda acerca de eso y acerca de la excitante sensación de “ensuciarse”.
Marcos L