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¿Cuando pedimos perdón?

Pedir perdón implica un proceso que nos hace crecer en muchos aspectos. Últimamente me he dado cuenta que algo que produce verdadera an...

Pedir perdón implica un proceso que nos hace crecer en muchos aspectos.
Últimamente me he dado cuenta que algo que produce verdadera angustia entre mis pacientes es el tener que saldar una cuenta con alguien, o sea tener que pedir perdón. 
Por haber hecho mal un pedido, por no haber correspondido a un amor, por tener poca empatía en el trabajo o por que la relación en el ambiente que vive no es la mejor y me refiero a grandes hijos de mamá o a gente entrando en la adultes que vive sola, convive con su pareja, amigo o lo que sea.

Muchas veces en el álgido ir y venir de esta ciudad nos perdemos de hacer algún tipo de reflexión sobre algo que nos puede tener a mal traer, es decir algo que molesta, que nos pesa, de lo que no nos podemos librar porque siempre retorna al pensamiento.

  1. Haberle contestado mal a alguien.
  2. Mal clima laboral.
  3. Terminar abruptamente una charla que no llegó a buen puerto con un portazo
  4. El engaño
  5. La hipocresía.
  6. La no resolución sobre la identidad del otro...
  7. La falta de definición sobre nuestra propia identidad sexual. 
En los anteriores y más casos nos vemos muchas veces teniendo que pedir perdón, porque uno sabe cuando se ha equivocado, cuando la ha pifiado, tal vez no sepamos como, pero tendríamos que pedir perdón. 

El proceso de pedir perdón

Pedir perdón es uno de los elementos fundamentales de muchas religiones movimientos espirituales, por ejemplo, en el cristianismo. Para los cristianos, Cristo vino al mundo a perdonar los pecados de todos los hombres, ya estamos perdonados por Dios y solamente hace falta pedir perdón. La petición de perdón la ha articulado la religión católica en una serie de pasos dentro de la administración clásica del sacramento de la penitencia: examen de conciencia, dolor de corazón, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. Siguiendo esta pauta, el proceso de pedir perdón comenzaría en una primera etapa de análisis de lo que ha pasado, de las circunstancias, motivos y emociones que han concurrido en lo el daño que hemos hecho y de los efectos que ha causado; para pedir realmente perdón tiene que haber un arrepentimiento que incluye un dolor por el sufrimiento causado que no puede quedar solamente en palabras, sino que ha de articularse en acciones comprendidas en un plan concreto que permitan que aquello no vuelva a ocurrir y que restituyan el mal realizado.

Profundizando en esta línea y dejando a un lado las connotaciones ideológicas y religiosas del perdón, desde un punto de vista terapéutico la petición de perdón se puede hacer siguiendo los siguientes pasos:

Reconocer que lo que hizo causó daño u ofendió al otro
No es obvio que el que nos ha ofendido sea plenamente consciente del daño que ha hecho y del sufrimiento que está teniendo su víctima (Case, 2005). El proceso de reconocerlo supone un acercamiento profundo al otro, con comprensión y empatía, y un establecimiento de una comunicación que no se basará en disculparse o evitar las consecuencias o el castigo por lo que ha hecho. Esto permite al otro expresar su sufrimiento de forma plena. Este proceso es positivo cuando se hace mientras se va informando al otro de lo ocurrido.

Sentir de verdad el dolor del otro
Para pedir perdón es preciso ser consciente de que se ha hecho un daño importante al otro. Ponerse en su lugar y acercarse a sus sentimientos puede llegar a hacer sentir de verdad el dolor del otro.

Analizar su propia conducta
Para el ofensor, saber cómo y por qué hizo lo que hizo es interesante en sí mismo. Compartir ese conocimiento con la otra persona es un paso necesario para avanzar en el proceso de pedir perdón y llegar a la reconciliación.
Hay montones de razones por las que alguien decide hacer algo que causa daño, ninguna será aceptable para la víctima.
En consecuencia, no se trata de encontrar excusas a sus actos, sino de establecer una base para poder realizar la siguiente fase: elaborar un plan que impida que vuelva a ocurrir.

Es preciso reconocer también el papel que han jugado las circunstancias, pero no para quitarse culpas y echárselas a otros.

Definir un plan de acción para que no vuelva a ocurrir
Definir un plan de acción concreto para que nunca vuelva a ocurrir y compartirlo con el otro es el siguiente paso para pedir perdón. El plan puede incluir acciones dirigidas a mejorar las debilidades propias que han propiciado el daño realizado. Todo el plan ha de hacerse indicando los objetivos operativos, el tiempo y los medios que se van a dedicar a conseguirlos. No se trata de establecer solamente buenas intenciones, las acciones han de ser concretas y se han de establecer los tiempos y los recursos necesarios para hacerlas. En resumen, es preciso comprometerse con llevar a cabo el plan.

Pedir perdón explícitamente al otro.
Los pasos anteriores han de ser compartidos con el otro y han de comunicársele para que la petición de perdón sea explícita y llegue al otro, mostrando que no son palabras vanas, sino que están articuladas en un plan y en un compromiso de lucha por la relación.

Realizar un acto simbólico en el que se pida perdón al ofendido es importante para que el perdón quede muy claro.

Restituir el daño causado
Siempre que sea posible, es preciso restituir el daño causado. No sería de recibo pedir perdón y quedarse con las ventajas que se han obtenido de la ofensa.

Y por sobre todas las cosas, es tan sanador hacerlo! Muchas veces escucho a mis pacientes decir: haberlo hecho antes! La sensación de haber hecho daño aunque muchos no lo crean, daña en lo cotidiano y atraviesa nuestra vida.

Tal vez hoy sea un buen día para pedir perdón... 

Ale K

* Ale K es licenciado en Psicología y Abogado (UBA), psicoanalista y coordinador de grupos de reflexión. Trabaja con pacientes HIV, con parejas y varones gays.
Es comunicador radial distinguido por divulgar la cultura lgtb. 
*Tratamientos analíticos: Individuales adolescentes y adultos; parejas y grupos. 
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