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CRITICA: Muerte en Buenos Aires.

Muerte en Buenos Aires es al género policial lo que Los Wachiturros a la música. Una historia que trae al recuerdo las películas mal...


Muerte en Buenos Aires es al género policial lo que Los Wachiturros a la música.Una historia que trae al recuerdo las películas malas que solían hacer en este estilo Rodolfo Ranni y Gerardo Romano en las décadas del ´80 y ´90

Muerte en Buenos Aires es lo más parecido a Hollywood a lo que una película argentina ha llegado en cuestión de lanzamiento y promoción.

Y salvando las distancias (y presupuesto) la puesta en escena y fotografía están a esa altura. La recreación de la década de los 80s es genial no solo en vestuario sino en que Buenos Aires misma se convierte en un personaje más cuando lugares muy conocidos y transitados por los porteños se inundan de autos y detalles de la época.

Entretenimiento, no esperes mas que eso. La música excelente,
 y la realización en general es muy buena.
Lo mas flojo tal vez es el guion, es medio pelo, tampoco es malisimo
La directora Natalia Meta tuvo bien en claro sus objetivos y los logró: mucho de todo y extravagancia.

Porque eso es lo que se muestra sobre Buenos Aires, la vida nocturna gay y sus secretos así como también los hechos característicos de ese momento tales como los cortes de luz programados y la híper inflación.

Meta también juntó a un cast de lujo encabezado por Damián Bichir, que lamentablemente no se luce y da la sensación de que es porque lo doblaron para hacer desaparecer su acento.

El que si se luce es el Chino Darín en su primer protagónico cinematográfico en un papel bastante jugado y que podría haber flaqueado pero no lo hace.
Carlos Casella está excelente, y uno se queda con ganas de más del sexy personaje de Mónica Antonópulos.

Ahora bien, teniendo en cuenta todo esto, no nos encontramos con la película argentina del año porque el guión es demasiado flojo, a tal punto que por momentos opaca lo destacado anteriormente.
El mayor problema es que a los cinco minutos te das cuenta de quién es el asesino y que en lugar de hacer énfasis en las cuestiones de género policial la historia vira para la sexualidad de los personajes, lo que produce que el espectador se pregunte ¿Cuándo se encamarán? En lugar de ¿Quién lo mato?.

Hay escenas que son un sin sentido total y con diálogos muy pobres, tanto que secuencias  que tendrían que ser serias y tensionantes dan gracia.

En síntesis: Muerte en Buenos Aires no cae en el absurdo gracias a su calidad actoral y gran producción y despliegue que, sin embargo, no logra ocultar las falencias de la historia que dejará boyando al espectador.

Gabo Arancibia