Hola. Tengo 26 años, estudio profesorado en letras y vivo en una ciudad bastante chica del interior, donde, si bien hay cierta movida, no...
Hola. Tengo 26 años, estudio profesorado en letras y vivo en una ciudad bastante chica del interior, donde, si bien hay cierta movida, no me gustan los tipos que puedo encontrar ahí. Soy bastante atractivo, evidentemente (tengo muchísimo levante tanto con mujeres como varones) y los que saben mi onda me dicen que no se hubiesen dado cuenta nunca (aparentemente soy también 100% masculino).
Como no me gusta el ambiente, comencé a buscar "afuera" de los circuitos más conocidos. Así fue que una noche, dando vueltas en el auto de mi viejo, me crucé con un camión a cuyo conductor miré fijo (los camioneros me dan muchísimo morbo). Él me devolvió la mirada al cruzarnos de frente en el semáforo. Entonces decidí seguirlo. Así estuvimos por un par de avenidas, y cuando pude, me puse delante de su camión y después entré en una calle interna donde veo que siempre andan camiones (hace rato merodeo las zonas de camioneros para ver si pinta algo con alguno). Él me siguió. Aunque me moría de nervios, paré el auto, y me bajé. Me acerqué, nos saludamos y decidí no dejar pasar mucho tiempo: le dije que si tenía ganas de relajarse, podíamos hacer algo.
Dudó un poco, pero pronto accedió y me dijo que se iba a una estación de servicio sobre la ruta. Así que lo seguí. Cuando llegamos, estacioné detrás del camión, cerré mi auto y me bajé. Estábamos al costado de una Shell. por suerte, no había mucha gente alrededor. Yo no sabía muy bien qué hacer, pero trataba de usar la lógica todo el tiempo: se me ocurrió que debía subir sin dudar, de la manera más natural, para no llamar la atención. Entonces fui directo a la puerta del lado del acompañante y la abrí. La adrenalina y el morbo estaban al máximo: no podía creer que estaba apunto de cumplir una de mis mayores fantasías.
Subí, hablamos un ratito. Era de Santa Fe, cuarentón, no muy alto, morocho, algo de panza, algo de vellos, algo pelado. Común. Me preguntó "cuál es tu acción", y yo le dije, "vemos, nos relajamos". Entonces comenzó a cerrar la cortina de la cabina y me dijo que haga lo mismo de mi lado. Después me senté al lado para mandarle mano a la entrepierna. Ese momento se quedó muy bien grabado en mi memoria: sentir el bulto del camionero.
Enseguida se paró y sugirió ponernos más cómodos. Se sacó todo más rápido de lo que me hubiera gustado, dejándose sólo la remera. Se acostó en la cama que tienen las cabinas de los camiones detrás de los asientos, ofreciendo su fruto. No era muy grande. También, común. Pero era un camionero dejándose chupar la pija en su camión! No me podía quejar.
Se la chupé. también chupé sus tetillas y un poco el perineo. Estaba muy limpio; olía a recién bañado. La pasé muy bien. Me hizo parar varias veces porque casi acababa. Se ve que estaba muy caliente; o yo estaba haciendo bien las cosas. Lo más loco fue que cuando finalmente dejé que acabe, no pude evitar tragarme toda su leche. Apenas terminé de tragar, acabé yo. Él esperó sin problemas. Enseguida sacó unos Kleenex de alguno de los compartimentos de la cabina y nos limpiamos. No tardamos en despedirnos, yo me bajé y diligentemente caminé hasta mi auto. Ya pasaron varios meses de esto. Todavía me queda la sensación agridulce de que me excitó muchísimo pero a la vez fue un acto de alto riesgo. De todas formas, lo volvería a hacer con un caminero, sólo que sin tragarle el semen. me gustaría encontrar un método más fácil para enganchar camioneros. Alguien sabe de alguno? Saludos.
Alejandro
Como no me gusta el ambiente, comencé a buscar "afuera" de los circuitos más conocidos. Así fue que una noche, dando vueltas en el auto de mi viejo, me crucé con un camión a cuyo conductor miré fijo (los camioneros me dan muchísimo morbo). Él me devolvió la mirada al cruzarnos de frente en el semáforo. Entonces decidí seguirlo. Así estuvimos por un par de avenidas, y cuando pude, me puse delante de su camión y después entré en una calle interna donde veo que siempre andan camiones (hace rato merodeo las zonas de camioneros para ver si pinta algo con alguno). Él me siguió. Aunque me moría de nervios, paré el auto, y me bajé. Me acerqué, nos saludamos y decidí no dejar pasar mucho tiempo: le dije que si tenía ganas de relajarse, podíamos hacer algo.
Dudó un poco, pero pronto accedió y me dijo que se iba a una estación de servicio sobre la ruta. Así que lo seguí. Cuando llegamos, estacioné detrás del camión, cerré mi auto y me bajé. Estábamos al costado de una Shell. por suerte, no había mucha gente alrededor. Yo no sabía muy bien qué hacer, pero trataba de usar la lógica todo el tiempo: se me ocurrió que debía subir sin dudar, de la manera más natural, para no llamar la atención. Entonces fui directo a la puerta del lado del acompañante y la abrí. La adrenalina y el morbo estaban al máximo: no podía creer que estaba apunto de cumplir una de mis mayores fantasías.
Subí, hablamos un ratito. Era de Santa Fe, cuarentón, no muy alto, morocho, algo de panza, algo de vellos, algo pelado. Común. Me preguntó "cuál es tu acción", y yo le dije, "vemos, nos relajamos". Entonces comenzó a cerrar la cortina de la cabina y me dijo que haga lo mismo de mi lado. Después me senté al lado para mandarle mano a la entrepierna. Ese momento se quedó muy bien grabado en mi memoria: sentir el bulto del camionero.
Enseguida se paró y sugirió ponernos más cómodos. Se sacó todo más rápido de lo que me hubiera gustado, dejándose sólo la remera. Se acostó en la cama que tienen las cabinas de los camiones detrás de los asientos, ofreciendo su fruto. No era muy grande. También, común. Pero era un camionero dejándose chupar la pija en su camión! No me podía quejar.
Se la chupé. también chupé sus tetillas y un poco el perineo. Estaba muy limpio; olía a recién bañado. La pasé muy bien. Me hizo parar varias veces porque casi acababa. Se ve que estaba muy caliente; o yo estaba haciendo bien las cosas. Lo más loco fue que cuando finalmente dejé que acabe, no pude evitar tragarme toda su leche. Apenas terminé de tragar, acabé yo. Él esperó sin problemas. Enseguida sacó unos Kleenex de alguno de los compartimentos de la cabina y nos limpiamos. No tardamos en despedirnos, yo me bajé y diligentemente caminé hasta mi auto. Ya pasaron varios meses de esto. Todavía me queda la sensación agridulce de que me excitó muchísimo pero a la vez fue un acto de alto riesgo. De todas formas, lo volvería a hacer con un caminero, sólo que sin tragarle el semen. me gustaría encontrar un método más fácil para enganchar camioneros. Alguien sabe de alguno? Saludos.
Alejandro