Lo pongo sobre una mesa y ya mi chota en libertad solo quiere estar dentro de su culo, empiezo todo el juego que miles de veces he r...
Lo pongo sobre una mesa y ya mi chota en libertad solo quiere estar dentro de su culo, empiezo todo el juego que miles de veces he repetido antes de penetrar a alguien, mi glande ya está puerteándolo y me percato de que su culito está muy cerrado, eso me excita más. Lo lubrico. Toda mi leche y todo mi ser me empezaron a abandonar, chorros de guasca caliente rebotaban en su interior, el dolor de huevos desaparecía y cuando concluí una acabada interminable, me propuse hacerlo gozar a él. Su culo estaba tan abierto que una acuarela rosada de sangre y semen asomaban por su raja dilatada, húmeda.