Ojalá fueran así!! Aunque hay algunas pancitas sexys entre la fuerza. "No sabía que hacer. Hasta que el cana me alejó del mingitorio ...
Ojalá fueran así!! Aunque hay algunas pancitas sexys entre la fuerza. "No sabía que hacer. Hasta que el cana me alejó del mingitorio y me empezó a mamar como si no comiera por días"- cuenta Fabián. |
Más me rompió las bolas que el baño estaba cerrado. Lo primero que pensé es que debía avisar que actualicen los blogs que frecuento (este entre otros), y lo segundo que hice fue tomar el subte y bajar en Humberto I.
Estaciones amplias, monitoreadas por todos lados, con mucha gente por la combinación con Jujuy de la E. Un baño con división adecuada y sin seguridad mirando nada.
Entré, por supuesto. había un flaco meando. Se ve que hacía mucho que no meaba porque llevaba un largo rato. No me cabía mucho así que entré a los baños individuales. Me quedé un rato ahí.
A poco de escuchar llegar una formación se sumaron al meo dos más. Uno muy lindo, de esos que no esperás ver en las teteras, y otro medio viejo pero que mantenía su facha. El mayor portaba una pija descomunalmente grande y bonita, tan linda que me acerqué y le pedí manosearla. Me la dio unos segundos, pero estaba más interesado en el bonito de 20 años que en mi, por lo que no quise interferir, asumí la derrota y me puse en el mingitorio contiguo.
Del otro lado estaban los lavabos. Ahí se había quedado el primero del relato, quizás esperando que se liberaran y todos nos fuéramos en el próximo vagón a la espera de nuevos participantes, pero hizo algo más. De pronto empezó a gritar casi en silencio: "guarda!, guarda!". Todos "guardamos", pero no nos dio tiempo a dispersarnos cuando entró un cana, con manopla en mano y cara de reverendo hijo de perra.
He tenido algunas situaciones de riesgo policial, pero como no tengo aspecto de teterómano, y más bien cara de macho chongo come conchas zafo de las situaciones con bastante facilidad. Pero ahí estaba, con la pija marcándoseme a través del pantalón de ambo blanco (ambo de médico), grande, in-disimulable.
El flaco me vio. Más que verme me miró. Y se puso a mear.
Qué pasa pensé. Y me la jugué y me puse a mear al lado de él. Enseguida me mostró la pija. De cabeza grande, redonda y rosada. Huevos hermosos. Muy pijudo. Al toque todos los dispersados se volvieron a nosotros. Incluido el veterano que me decía "DÁSELA"!. Estaba muy nervioso. No sabía que hacer. Hasta que el cana me alejó del mingitorio y me empezó a mamar como si no comiera por días. Me la trataba como si fuera una pata de pollo recién sacada del horno y con mayonesa, jaja, extasiado. Te pondría en mi mesita de luz me decía, mirándome a través de la pija y a través de la gorra!!
Explotaba el baño de calentura.
En eso el flaco pierde la chaveta y se saca el cinto. Se lo quita con pistola y todo y le dice al "portero": -Cerrá la puerta, flaco"- Y se bajó el calzoncillo y me ordenó -"cojeme, hijo de puta!". Me calcé el forro como pude y lo cojí.
Lo abordé sin rodeos y lo penetré en seco. Me volvió a putear y se la comió entera. Acabé a la segunda o tercera embestida. Medio en el forro y se ve que me dio en el culo, porque cuando la saqué le chorreó guasca.
Me limpié y les dije a todos -Acabo de debutar muchachos-, y todos se cagaron de risa.
Llegué a la formación al palo. Entré, y un cana parado en una de las puertas, fuera de servicio, me miró la pija.
Me senté. Me puse los auriculares y me bajé en Virreyes, vacío de leche y con el corazón latiendo todavía al ritmo de 22 minutos atrás.
Fabian Mazz