Benedicto XVI, el primer papa que renuncia a su cargo desde 1415, anunció que se irá a vivir con su secretario privado, al que la revis...
El informe del corresponsal de Clarín en el Vaticano asegura que Georg Gänswein, de 56 años, “está unido al Papa por un profundo afecto mutuo”.
El secretario y futuro conviviente del hombre que el 28 de febrero pasará a ser obispo emérito de Roma tiene el cabello rubio, los ojos azules, la piel bronceada, un cuerpo atlético y 1,80 m de altura.
Fue monitor de esquí, juega al tenis y es piloto de avión. Donatella Versace se inspiró en él para lanzar una colección de moda, “clergyman look”.
Cuenta el diario español La Vanguardia que, cuando en el 2006 Benedicto XVI posó para un calendario a beneficio, la cómica italiana Luciana Littizzetto dijo que “si el calendario lo hubiera hecho el padre Georg, seguro que se vendía más”.
Según El País, antes de entrar al sacerdocio, el futuro concubino del papa era ”un joven rebelde, de pelo largo y rizado, que escuchaba música de Cat Stevens, Pink Floyd y los Beatles”.
Georg e Joseph, que le lleva 29 añitos, vivirán juntos en el monasterio Mater Ecclesiae junto a cuatro empleadas domésticas. Y, sí. Imaginate que una sola no alcanzaría para lavar, planchar y mantener ordenado el contenido del armario más envidiado del mundo, con varias colecciones de Prada, joyas y hasta prendas con oro y piedras preciosas, que ahora será de los dos. O quizás ya lo compartían, quién sabe.
Están juntos desde 2003, cuando Georg era asistente de Joseph, que aún no había cambiado de nombre y dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe, denominación actual de lo que alguna vez fue la Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición, fundada por Pablo III en 1542 para “defender a la Iglesia de las herejías”. Ya Benedicto, el Papa se llevó a su fiel secretario al palacio apostólico. Y no se separaron más.
Ni siquiera cuando estalló el escándalo Vatileaks, que no dejó muy bien parado a Georg.
Ahora, lejos de las intrigas palaciegas del Vaticano, juntarán sus cepillos de dientes y compartirán los días que les quedan por vivir.
En Facebook, el estado de relación sería: “Es complicado”. Muy.
Para el alcalde texano también lo era. Hasta 2003, cuando la homosexualidad dejó de ser castigada por la ley de Texas, Lown habría tenido que pagar hasta 500 dólares de multa por “sodomía”, en caso de que su romance fuera descubierto.
En noviembre de 2005, el 76% de la población del estado votó en un referéndum (la Proposición 2) a favor de incluir una cláusula en su Constitución para prohibir el matrimonio gay. En el distrito de Tom Green, al que pertenece San Angelo, el 82% de los electores se pronunciaron contra los derechos de las parejas gays.
Pero más complicado debe ser para Joseph e Georg, ya que no se trata, apenas, de lo que digan las leyes del estado Vaticano, sino de todo lo que el ya casi ex papa ha dicho a lo largo de su reinado y, antes, cuando lideraba la aggiornada Inquisición.
Tan duro fue Ratzinger en su cruzada contra el matrimonio gay cuando dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe que el escritor peruano Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura, le dedicó una columna en el diario El País en la que decía: “Parece increíble que después de Freud y de todo lo que la ciencia ha ido revelando al mundo en materia de sexualidad en el último siglo, la Iglesia católica —casi al mismo tiempo que la Iglesia Anglicana elegía al primer obispo abiertamente gay de su historia— se empecine en una doctrina homofóbica tan anacrónica como la expuesta en las doce páginas redactadas por el cardenal Joseph Ratzinger”.
Pero nada es imposible. Quién sabe. Y el amor todo lo puede.
Si para que un rey inglés se pudiera casar tuvo que fundarse una nueva Iglesia, quizás ahora —todo sea en agradecimiento a los servicios prestados por Benedicto y su secretario fiel y, sobre todo, a su decisión de irse y dejarles el poder para que se lo repartan de nuevo—, el Papa que asumirá en marzo finalmente acepte el matrimonio igualitario. Parece difícil, pero hay que tener fe.
Si se casan, será un acontecimiento extraordinario. Cool y retro en una perfecta combinación. Y con todo el glamour que un ex papa merece. Quizás lo invitan de nuevo a Diego Torres para que cante eso de “quitarse los miedos, sacarlos afuera”.
Aunque yo creo que deberían invitarla a Madonna. Y ella no se lo perdería por nada en el mundo.
¡Imaginen lo que puede ser esa fiesta!
Bruno Bimbi
Mi cuenta en Twitter: @bbimbi / Facebook: Bruno Bimbi. Periodista.