La forma más clara de demostrar interés por llevar adelante algún tipo de contacto suele ser esperar unos instantes sin orinar ni real...
La forma más clara de demostrar interés por llevar adelante algún tipo de contacto suele ser esperar unos instantes sin orinar ni realizar ninguna otra actividad, sin mirar a las demás personas y permaneciendo en silencio sin actuar y, ocultando los propios genitales a la mirada de los demás.Luego de esto se observa si los demás están observando, lo que significa mirar hacia donde está alguna de las otras personas sin detenerse en los ojos tomando nota de si la otra persona está haciendo lo mismo. En caso de que la otra persona realice la misma acción, la acción que prosigue es mirar a los ojos y observar la expresión.
Depende de lo que se haya observado se esperan unos instantes o se prosigue con alguna de estas dos formas de mirar, directa o elusiva. Estas dos formas no siempre se suceden y relacionan del mismo modo, su vinculación o el modo en que se eligen dependen de varios factores, como por ejemplo, la “confianza” que inspire la otra persona, las acciones que realiza, el modo en que se dirige, y el lugar donde se encuentra. En aquellos lugares donde las teteras son muy frecuentes se suele actuar más rápidamente y se utilizan miradas directas,en cambio, en los lugares no tan tradicionales las precauciones son mayores.
La concurrencia frecuente hace que muchas personas se conozcan mutuamente y que cuando entren se las incorpore de modo inmediato a las prácticas que están teniendo lugar. Puede ocurrir que algunas personas se reconozcan mutuamente y otras no, por lo tanto, la persona que entra mirará a quien conozca en busca de una respuesta, si esta persona prosigue o indica que no hay problemas, entonces se continúa, sino el proceso continúa como en el caso de que nadie se conozca.
Cuando se avisa algo verbalmente se suele decir que alguien “está en la joda”, o, en lenguaje más arcaico, que “entiende”, o simplemente que “está todo bien”. Sin embargo, muchas veces el lenguaje es también visual, se esboza una sonrisa que tranquilice a la otra persona, o se le hace algún gesto que exprese deseo. En general se suele hablar bajo, porque se supone que se puede escuchar, pero además en algunos baños la ventilación los une a la cocina u otro lugar y se escucha fácilmente, lo cual obliga al silencio. En ocasiones se puede escuchar dentro del baño alguna agresión de quienes no participan pero notan lo que allí ocurre y que hablan por la ventilación.
Otro gesto común es el cabeceo, un movimiento que demanda que alguien se acerque para poder establecer algún contacto.Algunas personas suelen participar sólo con la mirada y se disponen en lugares donde pueden avisar si alguien entra para que el riesgo disminuya, cuando esto ocurre las otras personas suelen descubrirse un poco más el cuerpo o contactarse con mayor intensidad. Esta disposición también es un código fundamentalmente visual porque no se suele enunciar sino que la persona que desea mirar y avisar se dispone en un lugar elegido para esta actividad y hace un gesto, un cabeceo o una mirada, para que las otras personas se acerquen mutuamente y lleven adelante sus prácticas sexuales. El conjunto del código visual tiene la característica de que quienes lo practican no pueden describirlo con precisión ni indicar los modos en que se realiza, es decir, que fundamentalmente no es traducible a términos.
Las personas que se conocen a través de las teteras, además, no suelen hablar mutuamente, se reconocen, pero no saben sus nombres, no saben de sus vidas, ni han tenido otro tipo de contacto. En general cuando se encuentran por fuera de los baños realizan una mirada de reconocimiento, pero no se saludan, porque si alguien les preguntara a quien han saludado no podrían responder, y porque si bien se puede sostener una charla, cosa que a veces puede ocurrir, esto es poco común, se encuentra por fuera del código. Además, normalmente se encuentra a estas personas al entrar o al salir de las teteras, y allí no puede evidenciarse que las personas que se conocen mutuamente son casualmente todas aquellas de las que seguramente se sospecha por la asiduidad con la que concurren al baño y porque permanecen en él más de lo que se considera común. Si alguien quiere verse y desarrollar otro tipo de relación entonces intenta llevar a la persona que desea a un lugar lejos de la tetera, media cuadra o más.
Para hacer esto una de las personas mira fijamente y señala con la cabeza la puerta, luego se va afuera mientras sigue mirando. Al salir se observa, una vez caminado unos cuantos pasos, si la otra persona sigue detrás, sin mirarla directamente, luego se camina fuera del lugar, hasta que se produce el acercamiento, en el cual se suele comenzar con un saludo o con una pregunta acerca de cómo está uno o que tenía ganas de hacer. Sin embargo esto es poco común.
A veces, cuando no se puede llevar adelante una actividad en un baño se mira a una persona de este modo para conducirla a otro lugar que es un baño seguro (según el tipo arquitectónico) pero que no es conocido como tetera, o a otra tetera cercana. Normalmente las teteras están enlazadas en circuitos, por lo cual se circula de una en otra hasta encontrar el ambiente más propicio o la persona deseada. A veces se identifica a una persona como participante sin haberlo visto actuar porque se lo ve sucesivamente en dos lugares o más.
De todos modos, existen una serie de cuidados, porque en ocasiones existe policía de civil controlando, que se hacen pasar por participantes, o bien personas que saben de la actividad y se hacen pasar por policías para cobrar una coima. La única forma de seguridad frente a estas personas está en el código, por eso quienes mejor manejan el código son claramente identificados. Muchas veces se evita a la policía o a los personajes molestos porque ellos no participan de un código que les permita acceder a las teteras.
Ingresan y abruptamente suelen hacer propuestas que los evidencian como tales y que provocan la negativa de todas las personas que se retiran inmediatamente.