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Juan el portero.

Se le marca su  pedazo en la entrepierna. Creo que no usa slip.    El portero de mi casa se llama Juan es un tipo casado de unos 50 años...

Se le marca su  pedazo en la entrepierna.
Creo que no usa slip. 
 
El portero de mi casa se llama Juan es un tipo casado de unos 50 años que se la pasa haciendo cosas en el edificio. Siempre anda de overol y se le marca su soberano pedazo en la entrepierna. Creo que no usa slip.

Siempre agradable accede a todo lo que le pregunto o a las cosas que se le piden de cada unidad.
Ayer a la tarde, después de una larga abstinencia sexual decidi encararlo sin medir los problemas que eso me podía traer en el caso de que me dijera que no.

Hace ya unas dos semanas se me había quemado un foquito en una de las habitaciones del depto.
Nunca lo cambié porque no tengo escalera y porque la luz del techo es la que menos uso.
Caliente como estaba me fui hasta el sótano y bajando la escalera lo empecé a llamar para decirle que se me había quemado el foco y si me lo cambiaba. Cuando por fin lo ví estaba con los pantalones medio bajos arreglandose la ropa y pude ver su verga enorme flaccida que se zarandeaba de un lado a otro. Me miró riéndose cómplice, se arregló la ropa y me preguntó que quería.
Le conte de mi foquito y me dijo esperame arriba que ya voy.

Cuando por fin llegó al dpto. yo estaba muy nervioso, con la pija de él clavada en el medio de la cabeza, sabía que se iba a dar. El sabe que soy gay, sabe de la gente que entra y sale de mi casa, los porteros saben todo.

Le indique cual era la luz y por fin se subió en la escalera para empezar a cambiarlo, fue ahí que otra vez vuelvo a ver su paquete a traves del pantalón, el se arqueo para atras para llegar al foco y yo lo miraba re caliente.

No se de donde saque el valor o que fuerza interior hizo que empezara  a bajar su cierre y dejar toda su pija al aire. No usaba slip, por eso su verga me atormentaba. Cuando la agarré con las manos no estaba del todo flaccida eso me dejó más tranquilo, la media luz que había en el cuarto creaba cierto clima, el solo se quedó quieto y ya toda su chota estaba parada, era gigante, se acomodó en la escalera - me dijo si lo vamos a hacer que sea cómodo- y se rió. Me miraba para ver cual sería mi próximo movimiento.

Yo desenfrenadamente empecé a mamarlo y le pedía a mi cerebro que se calmara, parecía un ternero mamón, con miedo de que le saquen la teta, Juan me empezó a pasar la mano sobre la cabeza, buscando la nuca y me dijo: "si seguís así esto va a durar poco, anda más lento así te junto más leche... "

Mi calentura se quintuplicó y por fin llegamos al ritmo que era bueno para él y para mi.
Me hizo poner en 69 y empezó a chuparme la pija  mientras yo estaba totalmente dado vuelta con la suya y me fue poniendo de uno hasta tres dedos en mi cola, previo ensalivarse todos los dedos.

Estaba bastante dilatado, comiéndome una pija descomunal, el que no aguantó mucho fui yo que empecé a acabar interminablemente, Juan me pajeaba lentamente y me arengaba diciendo: Eso, dale, más.
Yo seguía chupándosela.

Cuando por fin terminé me dijo, que me arrodillara bien a la altura de su chota y mirándome fijamente empezó a contarme que le encantaba que se la mamaran como lo había hecho, que le gustaba lento y que me preparara porque era de acabar mucho. Fue realmente así. Toda su leche espesa empezó a ocupar mi boca,  la iba tragando y tenía más. Fue una experiencia increíble que se fue posponiendo por mi miedo a encarar.


Juan después me dijo que si no le dan pista él no hace nada. Otra cosa que me gustó es que no me reveló datos de la gente del edificio con la que había curtido. Le dije que tenía un amigo más y que cuando quisiera que se diera una vuelta. Nos despedimos. Una muy buena tarde!

Eduardo T