Soy Claudio L tengo 34 y vivo actualmente en la provincia de Entre Ríos. Por esas cosas de la vida (estudio y trabajo), viví en...
Soy Claudio L tengo 34 y vivo actualmente en la provincia de Entre Ríos. Por esas cosas de la vida (estudio y trabajo), viví en Baires antes de radicarme definitivamente en mi provincia. De mas está decir que soy gay y que como toda persona que no tiene pareja que quiero vivir mi sexualidad a pleno. En Baires hay muchos lugares para tener sexo y uno de esos lugares son las teteras. Muchas tiene lugar en cualquier espacio físico y basta para que cualquier medio dirigido a los gays publique la dirección de las teteras, para que cantidad de gays asistan casi de manera regular a buscar encuentro.
Ahí los cuerpos se encuentran, se conocen, se reconocen y estalla eso que decimos sexo. Esos encuentros son diarios y en distintas horas del día. Se podría afirmar que las teteras son lugares bien democráticos y donde la palabra discriminación, tanta cerca de los gays, se diluye. Cada flaco goza como quiere: no hay límites impuestos y cada uno maneja su tiempo como quiere. Elegís lo que te gusta y lo que no. Nadie cuestiona y por lo tanto no podes cuestionar. Y lo que mas gusta, creo, es que después cada uno sigue con su vida sin necesidad de formar relación con el otro. La vida de cada flaco obliga a que los que se encontraron no se vuelvan a ver nunca más.
Pero, la tetera parece ser un nombre que solo los porteños manejan: las otras provincias carecen de teteras y es mas creo que si se harían encuestas en cada habitante de las demás provincias se desconoce desde el vamos el nombre tetera.
Ustedes se preguntaran: ¿Qué? ¿El interior gay no tiene sexo casual?
Si lo tiene, pero la gente de interior es hipócrita: se espanta con los gays, los combate aun cuando hay una ley que nos permite casar, pero bien que cuando se juntan con otros vecinos o conocidos, generalmente los chismes que comentan en algún momento tienen como protagonista a uno o dos gays. ¿Que chimentan? La vida sexual del gay. Y los gay del interior han adoptado esa maldita costumbre de someterse casi sin cuestionar a la vida “tranquila y moral” del pueblo.
Ustedes se preguntaran: ¿Qué? ¿El interior gay no tiene sexo casual?
Si lo tiene, pero la gente de interior es hipócrita: se espanta con los gays, los combate aun cuando hay una ley que nos permite casar, pero bien que cuando se juntan con otros vecinos o conocidos, generalmente los chismes que comentan en algún momento tienen como protagonista a uno o dos gays. ¿Que chimentan? La vida sexual del gay. Y los gay del interior han adoptado esa maldita costumbre de someterse casi sin cuestionar a la vida “tranquila y moral” del pueblo.
Desde los que habitan en las capitales de sus respectivas provincias hasta los que habitan pequeños pueblos o aldeas (no mas de 1000 habitantes) la vida sexual para los sin pareja estable se reduce a mirar una película porno o a encuentros esporádicos con algún otro gay (que generalmente no se asume como tal, salvo en la intimidad de cuatro paredes) o a un varón “hetero” cansado de sus Señoras esposas.
La pequeñez mental unida a la pequeñez geográfica hace imposible la existencia de teteras.
Las teteras se dan en las camas de los hogares en horarios en donde el pueblo descansa: siesta o noche. Pero sin duda, si hay algo que mató a la tetera es el chisme: siempre está el vecino o los vecinos dispuestos a ver lo que pasa y a INVENTAR lo que no se ve.
La pequeñez mental unida a la pequeñez geográfica hace imposible la existencia de teteras.
Las teteras se dan en las camas de los hogares en horarios en donde el pueblo descansa: siesta o noche. Pero sin duda, si hay algo que mató a la tetera es el chisme: siempre está el vecino o los vecinos dispuestos a ver lo que pasa y a INVENTAR lo que no se ve.
Un encuentro sexual es un encuentro o es una orgia con cantidades industriales de cocaína gracias (a la imaginación) de ese vecino que todo lo ve y escucha, casi siempre MAL.
Si el pueblo se acostumbrara a que el sexo entre hombres, entre mujeres y entre hombres y mujeres libres y sin compromiso no hace mal y lo que cada uno haga en su cama le pertenece a los que están en la cama, ahí dejaría esa estupidez de moralina que lo obliga a vivir atrasado y estancado en relación a los ciudades mas avanzadas.