No tuve tiempo de verla venir: ahà estaba su pene entrando en mi culo. VolvÃa de un viaje de negocios. En Miami cancelaron los...
No tuve tiempo de verla venir: ahà estaba su pene entrando en mi culo. |
VolvÃa de un viaje de negocios. En Miami cancelaron los vuelos por un huracán y nos mandaron a un hotel, que estaba a full de gente. Después de un rato, otro flaco argentino y yo éramos los que más protestábamos. El empleado del hotel nos propuso compartir habitación. Lo miré al flaco, que me devolvió la mirada como diciendo ¿te va? y le dije al empleado que sÃ.
Cuando llegamos a la habitación sólo habÃa una cama matrimonial. Iba a protestar cuando el flaco me dijo ¿querés dormir en el aeropuerto? Le di la razón y me la banqué. HacÃa un calor de morirse porque habÃa cortes de luz y no pusieron el aire acondicionado. Eran las diez de la noche, estaba molido. El flaco se fue a duchar y salió desnudo. Me incomodó al principio pero como se desenvolvÃa naturalmente, me relajé. TenÃa un cuerpo estupendo, unos 35 años y un miembro impresionante. Me fui a duchar y salà desnudo también.
HacÃa tanto calor...Él ya estaba en la cama leyendo y charlamos un rato. El sueño me pudo y me dormÃ. No sé cuánto tiempo pasó, sólo sé que me desperté con una sensación agradable entre las piernas. Tardé un rato en darme cuenta que el flaco metÃa mano en mi pene. Yo estaba de espaldas a él y la luz de la calle iluminaba apenas la habitación. Mi pene estaba empezando a ponerse duro, y cuando desperté del todo, pegó un tirón y se puso muuuy duro. Él se acercó más y pude sentir su pene caliente contra mi culo. En esa posición, empezó a frotarse contra mà y comenzamos a besarnos. Los dos estábamos muy excitados. Era mi primera vez con un hombre pero me la habÃa imaginado tantas veces que sabÃa perfectamente qué hacer. Lo puse boca arriba y busqué su pene.
A pesar de la poca luz se veÃa perfectamente: era enorme. Lo tomé con mis manos y estaba duro como una piedra. Comencé a lamérselo de abajo hacia arriba, parecÃa que nunca terminaba. Cuando lo metà en mi boca empecé a sentir que mi culo latÃa. Luego fui más abajo y le levanté un poco las piernas, buscando su culo con mi lengua. Estaba depilado y era un placer lamérselo. La excitación iba en aumento y él me agarró de los hombros y me puso boca arriba, y comenzó a lamerme el pene, el culo, todo.
Se me ponÃa más y más duro, jamás habÃa tenido una erección asÃ. Cuando comenzó a lamer mi culo un calor recorrió todo mi cuerpo, sentÃa un cosquilleo en mis pezones y de mi garganta empezaron a salir suaves gemidos: jamás me habÃa pasado. Sorprendido como estaba, con sensaciones nuevas por todas partes, no tuve tiempo de verla venir: ahà estaba su pene entrando en mi culo. Insisto que era enorme y para mi sorpresa, a medida que entraba mi culo se relajaba más y más. Pude sentir sus bolas tocando mi culo, estaba todo adentro y yo sentÃa enloquecer.
Entre gemido y gemido no sé de dónde me salió decirle: dame duro. Ahà empezó a bombear a lo loco, durante un buen rato donde cada vez que me parecÃa que más no se podÃa sentir, sentÃa más. Cuando tuvo su orgasmo, pude sentir como su leche golpeaba dentro mÃo y el placer me inundaba. No podÃa distinguir si ya habÃa tenido yo un orgasmo o no, o por dónde lo tenÃa. Después de un rato de descanso, fue mi turno de devolverle la cortesÃa. TenÃa un culito apretado, firme y para mi sorpresa, al penetrarlo se puso tan loco como yo cuando me penetró. Pasamos los dos dÃas de la demora del vuelo asÃ. Desde entonces, cada vez que viajo no sólo no me importan las cancelaciones de vuelos: las espero con ansiedad.
Dario López