E ra como una invitación al delirio. No pasaba por baño donde no viera entrar a dos o tres cachorros alzados y de a grupos Tarde ...
Era como una invitación al delirio. No pasaba por baño donde no viera entrar a dos o tres cachorros alzados y de a grupos |
Tarde de sábado, soleada, templada, y con plan familiar, el zoo. TenÃa el recuerdo de la última vez que fui oportunidad en que me habÃa sorprendido el cuidado del lugar, las instalaciones, el amor a los animales (sin tener en cuenta el cautiverio, obvio), mis repetidas e históricas ganas de mear.
Supongo que todavÃa no habrÃa iniciado mis tiempos de baños porque si no también hubiera recordado que el zoo de Buenos Aires tien en su predio alrededor de 15.
El éxtasis de ver a mi hijo disfrutar tanto aplacó mi instinto, pero no obstante mi sexto sentido me permirtió reconocer situaciones que de haber estado solo me hubieran colocado al borde de la detención policial.
Ni bien cruzado el ingreso la recepción por al menos 10 pendejos (me refiero siempre a pibes de entre 19 y 24 años) para la foto recuerdo. Pantalones tipo bombacha de campo, siempre sonrientes y siempre sobados por el contacto permanente con pendejitas alzadas que les revolotean constantemente. Los eligen lindos, seguro hay un casting. No tienen en cuenta etnias, pero evidentemente el gerente de RRHH es gay.
Qué hermosos especÃmenes! Los tigres?, sà sÃ, los tigres...
Saliendo de un baño, bragueta abultada y pija hacia la derecha, parada, sin duda, un pendejo fachero y cancherito que le encaja un chupón a la novia. Se ve que imaginó el final del paseo mientras se sacudÃa la pija, porque era evidente que la tenÃa dura.
En el acuario, en la garita de entrada dos simil "casi angeles" riendose y pegandose piñitas en los brazos y los pectorales al mejor estilo masturbatorio encubierto, y lo peor... Son reemplazados por dos pibas y ellos se van para el "vestuario". Dios!!! Y yo viendo el show de lobos marinos!!
En el "Rainforest" un baño. En el baño un peruano medio borracho (o drogado) se sacuudÃa una pija finita pero muy larga, con la cabeza como una frutilla. Mientras yo pelaba la mia él guardaba la suya, apuesto que como final de una paja en soledad.
Era como una invitación al delirio. No pasaba por baño donde no viera entrar a dos o tres cachorros alzados y de a grupos, situación altamente exitante porque es asà como se miden los machos a esa edad, comparando pijas a ver quien mea con chorro mas ruidoso.
Brasileros, españoles, chilenos, el zoo estaba lleno.
Fue un sábado caliente, distinto, delirante y fantasioso. Pero me tocó ser padre y llevar al nene a ver al león, sin saber que otro léon rugÃa nervioso y bravÃo a centÃmetros de donde su mano alcanzaba a tomar la mÃa.
Fabian Mazz