Entre los mas conocidos y con historia que responden a los movimientos del puterio nacional se encuentran el Gran Hotel Castelar en Av. d...
Estos populares baños ofrecÃan cuartos de vapor y saunas, lockers y cubÃculos privados previa reservación, sin embargo existÃan otros con piscinas, gimnasios, masajes, cafeterÃas, salas de televisión y solarium. Durante la década de los 80 muchos de estas casas contaban con cuartos oscuros que denominaban "cuartos de orgÃas".
Al menos existe la referencia histórica de que en la época de los romanos, los baños públicos eran un territorio para encuentros sexuales. Algunos documentos y pornografÃa de ficción, indican que algunos de los baños turcos que se hicieron populares en la Europa del siglo XIX eran conocidos como lugares donde hombres - y de acuerdo a algunos reportes, mujeres - mantenÃan relaciones sexuales.
Estos baños se popularizaron en los Estados Unidos después de la apertura en Nueva York del People´s Bath (Baño de la Gente) en 1891. Para el 21 de febrero de 1903, el Ariston en Manhattan, habÃa alcanzado tanta notoriedad que fue allanado por la policÃa. Tiempo después, Charles Demuth, comenzó a plasmar el ambiente homoerótico de los baños de Nueva York en obras pictóricas como Turkish Bath - Baño Turco.
A medida que los hogares iban adquiriendo sus propios baños privados, la mayorÃa de las casas de baño de América comenzaron a desaparecer en la Segunda Guerra Mundial. Las pocas que quedaron eran manejadas por homosexuales y abrÃan generalmente en horas nocturnas. Los allanamientos eran menos frecuentes pero seguÃan siendo un riesgo.
Después de los sucesos de Stonewall, aparecieron en cada una de las grandes ciudades de Estados Unidos y Canadá, nuevas y exclusivas casas de baño, algunas hasta con diez.
Uno de los más interesantes acontecimientos de la escena de estos baños durante los años 70 lo protagonizó Rita Mae Brown, activista feminista, quien se disfrazó de hombre para invadir uno de los saunas más importantes de Nueva York. Un bigote, ropa interior rellena y la muy usada bata de baño le permitieron conocer más de este mundo sin que nadie se percatara de que era una mujer.
Brown quedó impresionada por la velocidad en la que los hombres gay tomaban sus decisiones sexuales, sin inclusive cruzar palabras previas; no podÃa dejar de impresionarse del efecto de ser juzgado sólo por los atributos fÃsicos, dejando atrás status, inteligencia y otros elementos. Su experiencia le permitió especular que si existiese un sauna para mujeres, serÃa menos competitiva que los saunas gay, "habrÃa más conversación, y podrÃamos tocarnos sin necesidad de llegar a sexo, solo tocarnos".
Existieron algunos intentos de abrir baños para mujeres en Nueva York y San Francisco, sin embargo no atrajeron la suficiente cantidad de lesbianas como para mantenerlos y cerraron.